Nuevo intento
uspendidas las negociaciones para un arreglo político en el Transdniéster –territorio en la margen izquierda del río Dniéster que, al disolverse la Unión Soviética, se declaró independiente y cuya soberanía reclama Moldavia–, Rusia y Alemania tratarán de desbloquear el proceso en la cumbre que tienen previsto celebrar en Hannover.
Se busca solución a este conflicto, que derivó en guerra en 1992 y continúa irresuelto ya casi 20 años desde la intervención de Rusia que detuvo el derramamiento de sangre, mediante consultas.
Éstas se llevan a cabo en el formato 5+2
, donde Moldavía y el Transdniéster son las partes enfrentadas; Rusia y Ucrania, los países garantes; la OSCE, el mediador; la Unión Europea (UE) y Estados Unidos, observadores.
Y en función de sus intereses, todos tienen su propia visión de cómo salir del punto muerto. En síntesis, estas son las posiciones:
Moldavia es inflexible respecto a ceder soberanía y bajo ningún concepto acepta alguna forma de federación con los separatistas.
El Transdniéster –más bien su actual presidente Igor Smirnov– sólo quiere hablar de independencia y, como mínimo, de integrarse a Rusia (el referendo de 2006 mayoritariamente apoyó esa opción).
Rumania, que participa a través de la OSCE y la UE, rechaza que el Transdniéster adopte una variante federal con Moldavia para, si se impone Chisenau, intentar algún día absorber completo el vecino Estado de origen común.
La UE, con Alemania a la cabeza, coquetea con el Transdniéster y podría darle las mismas preferencias que otorga a Moldavia y, en el fondo, pretende lo que Estados Unidos: reducir la influencia de Rusia en el espacio postsoviético.
Rusia, que concedió su ciudadanía a 160 mil del medio millón de habitantes de Transdniéster, plantea resolver el diferendo con respeto a la integridad territorial de Moldavia y la concesión de un estatuto especial de autonomía.
El Transdniéter depende de las tropas rusas que, con bandera de fuerzas de paz, están ahí estacionadas. En diciembre hay elecciones presidenciales y Rusia podría dejar de apoyar a Smirnov.
Alemania puede pedir a Rusia que, con un presidente menos intolerante en Tiraspol, retire sus militares a cambio de que Moldavia proclame su neutralidad y se comprometa a no alojar la OTAN.