La historiadora Kena Blastein van der Meer, quien recientemente publicó el libro Tras bambalinas: 25 años de políticas culturales y salud en la danza profesional oficial mexicana, documenta los principales proyectos de restructuración dancística y artística en ese periodo, así como el fracaso de las autoridades para elevar el nivel de la danza clásica en el país.

En ese estudio que abarca de 1975 a 2000, Blastein explica por qué los proyectos en torno a la educación dancística y a la salud de los bailarines quedaron en gran parte truncos por falta de recursos, de planeación y de previsión o de interés.

“Gran parte de este problema es la ausencia de proyectos de envergadura, imposibilitada, también, por la necedad de hacer tabula rasa cada vez que llega alguien al poder. El volumen desentraña la idiosincrasia o tendencia en las instituciones gubernamentales de acceder a proyectos con tiempo insuficiente para medir su viabilidad e incluso su verdadera necesidad”, señala en entrevista.

Plantea la necesidad de blindar los proyectos de salud para la danza, de modo que se desarrollen al margen de los sexenios y de las autoridades en el poder para que se cumplan hasta el final.

De todos los esfuerzos realizados para las escuelas profesionales oficiales del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), Kena Blastein considera que el área biosicosocial que ofrece a los estudiantes apoyo sicológico, médico y nutricional es el único que se concretó y perduró bien que mal a lo largo de 25 años.

Sin embargo, manifiesta que la falta de claridad respecto del lugar y la función que iba a tener el área biopsicosocial en la institución y la falta de autoridad, obstaculizó el buen desarrollo. El tema de la desigualdad entre las escuelas en términos de políticas de administración en el Sistema Nacional para la Enseñanza Profesional de la Danza, también es desarrollado por la autora en el libro editado por el INBA.

Asimismo, explica los mecanismos utilizados para desaparecer a la Academia de la Danza Mexicana y crear el sistema nacional para la enseñanza dancística.

En su opinión, la salud de los bailarines es una preocupación en el ámbito internacional y a lo largo de los años se han ido formando especialistas de quienes la comunidad médica mexicana puede aprender mucho.