Oslo, sábado 23 de julio. Los ataques perpetrados este viernes en Noruega causaron al menos 87 muertos, dijo hoy a la Afp un responsable policial. Al menos 80 personas perecieron en un tiroteo cometido en la isla de Utoeya, cerca de Oslo, declaró esta madrugada el portavoz de la policía Are Frykholm, y agregó que otras siete murieron antes, en una explosión ocurrida hacia las 15:30 horas cerca de la sede del gobierno.

El estallido en Oslo –que de acuerdo con un funcionario policiaco fue provocado por un coche-bomba– también causó nueve heridos graves.

La policía detuvo a un hombre de 32 años, noruego de raíz, sospechoso de estar implicado en ambos ataques.

Según la televisión TV2, el presunto responsable es una persona cercana a movimientos de extrema derecha y tenía dos armas registradas a su nombre, una de ellas un fusil automático, información que no ha sido confirmada por la policía. Tampoco se ha revelado la identidad del detenido.

No puedo decir nada sobre esta cuestión. Son cosas que las investigaciones deben confirmar, declaró otro portavoz. Por el momento se desconocen los motivos del doble atentado.

Tras la explosión la policía llamó a evitar aglomeraciones y a retirarse del centro de la ciudad, en la cual cada año se entrega el Premio Nobel de la Paz y donde unas 15 víctimas rodeadas de edificios dañados recibieron los primeros auxilios, en aceras cubiertas de cristales.

El barrio donde se encuentra la sede de gobierno fue acordonado, y perros adiestrados por la policía peinaron la zona en busca de otros explosivos, mientras los bomberos luchaban contra las llamas, en medio de un paisaje desolador.

La gente está en choque, muchos fueron al hospital, dijo el organista de la catedral de Oslo, Magne Dragagen.

Es el caos total. Las ventanas de los edificios de los alrededores saltaron por los aires, añadió una periodista de la televisión pública NKR.

La explosión provocó la evacuación de la estación de trenes de Oslo, de dos centros comerciales y de la central del diario sensacionalista VG, la cual resultó parcialmente dañada.

También fueron desalojadas las oficinas de otros medios informativos, como la agencia de noticias NTR, el diario Aftenposten y el canal TV2, donde se encontró una mochila que despertó sospechas.

La policía pidió no usar teléfonos celulares porque la red estaba sobrecargada.

Por cuestiones de seguridad, desde un paradero secreto, el primer ministro, Jens Stoltenberg, de 52 años, dijo a la televisión noruega que la situación es muy seria.

El panorama en un campamento de la isla Utoeya, ubicada a una hora en coche de Oslo, donde había 560 miembros de la organización juvenil socialdemócrata AUF, fue descrito como caótico.

Policías de una unidad antiterrorista llegaron al lugar con chalecos antibala y, según medios noruegos, debido a que el pánico se desató entre los jóvenes asistentes, muchos de éstos saltaron al agua y nadaron hasta tierra firme.

Autoridades informaron que tras el tiroteo detuvieron a un sospechoso, vestido de policía, con un fusil automático, quien sin duda estaba relacionado con la explosión suscitada en la capital de 500 mil habitantes.

Más tarde, la cadena TV2 dijo que el sospechoso estaba ligado a grupos de extrema derecha. El diario VG dijo que el presunto responsable se describe en Internet como nacionalista de derecha, y se informó del cateo de su domicilio al oeste de la capital por la policía hacia la medianoche del viernes.

Horas más tarde, en conferencia de prensa junto al primer ministro, Knut Storberget, ministro de Justicia noruego, confirmó: una persona fue detenida, me informaron, y añadió que no sería adecuado de mi parte dar más informaciones al respecto.

Sveinung Sponheim, comisario interino de Oslo, afirmó que explosivos no detonados fueron encontrados en la isla de Utoeya.

El primer ministro Stoltenberg advirtió: no nos destruirán. Somos una pequeña nación, pero una nación orgullosa. Nadie nos reducirá al silencio por las bombas. Nadie nos reducirá al silencio por las balas. Nadie impedirá a Noruega ser.

El jefe de gobierno noruego señaló que puede ocurrir que un grupo se adjudique la responsabilidad, pero no quiere decir que haya cometido los ataques.

En ese contexto, en una versión difundida por los diarios The New York Times y Swedish Daily Expressen, los atentados se habían atribuido a la organización yihadista Ansar al-Yihad al Alami (Ayudantes de la Yihad Global), como represalia por la presencia de fuerzas de Noruega en Afganistán y por insultos contra el profeta Mahoma.