erca de donde vivo en estos días de julio, a la vera de uno de los canales de París, hay un pequeño restaurante árabe, Le Bar des Amis. Ayer domingo casi noche supe, por Daniela, que Jan De Vos había muerto a las dos de la mañana de ese día. Una onda de tristeza salió de la pantalla de mi Mac, otra de adentro mío, y una pequeña tormenta de recuerdos pasó por la habitación. Son ahora las dos de la tarde del lunes y vine a comer al Bar de los Amigos. En el mantel de papel dibujé su nombre: Jan De Vos
. Pedí un couscous, unas chuletas de cordero y un vino Côtes-du-Rhone. Compartimos con Jan y brindamos con su recuerdo por los sueños que sembró en esas tierras por donde él anduvo. Después se fue y ahora escribo estas líneas. Ahí nos vemos, Jan, en tus historias y en las nuestras.
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