El presidente Felipe Calderón aseguró que si bien le duele la caída en el ingreso de los mexicanos, no estaba en sus manos evitar la crisis económica, y resaltó que logró contener la pobreza extrema con programas sociales.

Tras conocerse que se sumaron 3.2 millones de mexicanos a la pobreza entre 2008 y 2010, Calderón aseguró que gracias a la responsabilidad con la cual los gobiernos humanistas han conducido a la nación, hoy México no tiene los efectos terribles que sufren las economías más desarrolladas ni padece el empobrecimiento general de otras épocas.

Al hacer referencia a las cifras del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social sobre el incremento de la población pobre, de 48.8 a 52 millones, dijo que los datos muestran que entre 2008 y 2010, aun en medio de la crisis, se logró reducir carencias importantes en acceso a servicios de salud y seguridad social.

Ante unos 400 alcaldes panistas, señaló que su gobierno logró neutralizar los efectos de la debacle económica internacional.

Por eso, también a pesar de ser la crisis económica más grave que recuerde la humanidad, la pobreza extrema en el país logró ser contenida, porque de otra suerte se hubiera expandido irremediablemente.

En su intento por deslindarse del aumento de la pobreza en México, esgrimió los argumentos dados desde 2009: ciertamente, no estaba en nuestras manos, no podíamos hacerlo, evitar que ocurriera esa crisis internacional. No están en nuestras manos ni los mercados de materias primas ni los grandes negocios de las compañías financieras internacionales, y menos el gasto a veces irresponsable que se ejerce en algunas potencias.

En una comida en el Campo Marte, a la que se convocó a la prensa a última hora, el Presidente declaró que le preocupan muy en especial los mexicanos que viven en la peor pobreza, pero aseguró que desde el inicio de los gobiernos humanistas se han abierto oportunidades para ellos.

“Nosotros no cerramos los ojos ante la realidad. Sabemos que muchas familias mexicanas han sufrido pérdidas de ingreso ante una crisis económica tan devastadora como la que sufrimos, pero que a pesar de esa crisis hemos logrado reducir muchas de las carencias básicas de salud, educación, vivienda, agua potable, electricidad, drenaje de millones de familias.

Declaró: “nos duele que muchas familias han tenido que hacer grandes sacrificios para salir adelante en medio de la adversidad de la crisis.

Como padre de familia también los entiendo; la preocupación de muchas mamás, de muchas familias, que hacen un esfuerzo enorme para conseguir el sustento para sus hijos, un puesto en algún tianguis... o que se acerca el regreso a clases y los padres tienen que hacer enormes sacrificios para los tenis de los hijos, para los útiles, para los uniformes.

Señaló que hubiera deseado que esta crisis nunca hubiese ocurrido, pero lo que sí está en sus manos es tomar todas las medidas posibles para paliarla, atenuar el sufrimiento de la gente, y eso es lo que hace.

Defendió la política económica de su gobierno y señaló que ha cuidado las finanzas nacionales y no ha hipotecado el país, como ocurría en otras épocas.

Estas crisis originadas en México provocaban el empobrecimiento general de los mexicanos. México tenía que tronarse los dedos para ver si le alcanzaba a pagar el mes siguiente la deuda externa, hasta que un día ya no se pudo pagar. Hubo que pedir miles de millones de dólares a Estados Unidos, por ejemplo, para salir del bache.

Señaló que para bien o para mal le tocó estar en el timón durante la peor tormenta económica, que desgraciadamente no implicó únicamente una caída importante en la economía, todavía más importante, porque el ojo del huracán estaba en Estados Unidos, sino un aumento de los precios de todas las materias primas que afectó a las familias en México y en muchas otras partes del mundo.

Como opción a este problema, insistió en que son necesarias más reformas estructurales económicas y políticas para que los mexicanos puedan tener empleo y mejor ingreso.