Mi obra tiene una línea en concordia con el espacio, comenta el creador mexicano
Lleva al encuentro, que se realizará en agosto próximo, una porcelana que reinterpeta la trinidad
Domingo 31 de julio de 2011, p. 8
Hace 22 años el artista Adrián Guerrero tuvo su primer acercamiento con la cerámica, cuando su padre lo llevó a un taller en Tonalá, Jalisco, como actividad veraniega. Combinó esta recreación con sus estudios de arquitectura; cuando se dio cuenta de que estos dos ingredientes surtieron efecto, me apasionó tanto trabajar con la cerámica, que comencé a hacer arte contemporáneo con ese material
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Dentro de unos días Guerrero –quien desde este año diseña el premio Contemplario, que entrega anualmente la prensa acreditada en el Festival Internacional de Cine en Guadalajara– participará en la Bienal de Cerámica de Corea, para concluir el año en que además visitó con su obra las bienales de Manises y la de Zaragoza, ambas en España, y la de Faenza, en Italia:
“Este año estoy participando en cuatro de las cinco bienales más importantes del mundo; sólo me falta asistir a la de Australia. Es importante participar en las bienales porque es donde se muestra la vanguardia de los trabajos en cerámica. Este año he participado con diferentes obras, incluso en la ciudad de Farenza, que tiene el museo más grande de cerámica del mundo; escogieron la pieza Automen para que formara parte del acervo del museo, algo importantísimo para mí”.
Guerrero añade: En agosto se realiza la Bienal Internacional de Cerámica de Corea, en la que participo con una porcelana que reinterpreta el soporte de tres piezas; como en todas las culturas existe la trinidad, la estructura más estable son tres puntos; la familia, más pequeña, está conformada por padre, madre y un hijo
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Regresando a su origen, Adrián Guerrero continúa: “Nunca me di cuenta de cuándo caí en la cerámica ni cuándo decidí ser ceramista. Nunca me he sentado a definir bien mi obra; he descubierto que tiene una línea en concordia con el espacio. Muchas de mis piezas van directas al muro, no hay un bastidor. Me gusta meterme con el espacio, con la luz, y entonces confronto la parte arquitectónica con la cerámica. Al final termino de sacudir la influencia de la obra de mi padre –que es tremendamente barroca– haciendo piezas blancas, o sea, porque creo que es un color que permite tener paz, pero a la vez lanzar mensajes fuertes; así me sacudo la influencia del arte popular con la que crecí, pero sin perder el gusto por él, porque me encanta y porque creo que todas las tradiciones en su momento fueron vanguardia”.
Acerca de la dificultad de trabajar con cerámica, Guerrero dice: Independientemente de que es mi trabajo, lo que me mueve es la pasión; si no, ya hubiera tirado la toalla, porque cuando se abre el horno después de trabajar un mes en alguna pieza uno se encuentra con que ya se rompió o se quemó, y hay que repetirla. Hay piezas a las que se les tiene que rogar; es difícil en el sentido del ego y la tenacidad. Hay piezas que he dejado después de tres intentos
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Búsqueda
Guerrero concluye considerando que su obra no se ciñe a una medida específica o a un marco; es aprovechar el espacio, que sean necesarios los muros, lo largo y ancho de una mesa. Últimamente me he dedicado al objeto, como una pieza de dos coches confrontados por el frente, una problemática que estamos viviendo en Guadalajara, donde se le están facilitando las cosas al coche sin tomar en cuenta al peatón... en esta búsqueda de crear objetos y mezclar materiales con la cerámica, como el cristal, el acrílico, la madera, estoy descubriendo que puedo decir mucho con una sola pieza, con una sencillez de objeto; obviamente hago mi obra con un criterio personal, pero cada persona le da uno a cada una de las piezas
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