El impacto positivo del programa Pagos por Servicios Ambientales (PSA), para ayudar a las comunidades en situación de pobreza, depende de factores como si la comunidad está en una región elegida para ser parte del proyecto y de su habilidad para cumplir ciertos requisitos, consideró Stefano Pagiola, jefe del Departamento de Desarrollo Sustentable para América Latina y el Caribe del Banco Mundial (BM), durante su participación en el seminario Evaluación de políticas públicas forestales.

Afirmó que sólo el pago de servicios ambientales no sacará a los habitantes de esas zonas de la pobreza, aunque puede representar un apoyo significativo para sus ingresos.

Muchos pensaban que el programa ayudaría a los pobres, porque les da un ingreso adicional, pero éste sólo lo van a recibir si participan, comentó.

Si las comunidades interesadas en participar no se encuentran en una zona con potencial, de acuerdo con los lineamientos del programa, aunque quieran no podrán hacerlo.

Otro obstáculo para su participación es la adopción de ciertas prácticas, que los pobladores llevarán a cabo sólo si les son rentables.

En México, apuntó, existen 2 millones de hectáreas bajo este esquema, lo cual lo coloca como el primer país de la región, aunque el primero en aplicar el PSA fue Costa Rica.

Aseveró que no existen datos exactos sobre el beneficio neto para los pobladores, pues del monto asignado se debe invertir en acciones de prevención de incendios o construcción de cercas, entre otras actividades.

Un impacto social positivo, dijo, está en el mejoramiento de las estructuras comunitarias, porque tienen que organizarse para poder participar.