Madrid, 20 de agosto. No hubo futbol en la liga más cara del mundo. La primera huelga de futbolistas en casi tres décadas está dañando el estatus de España como campeona del mundo, debilitará la confianza en sus instituciones y puede desalentar a los aficionados.

Las negociaciones entre el sindicato de jugadores (AFE), que la semana pasada convocó a huelga para las dos primeras jornadas en primera y segunda divisiones, y la Liga de Futbol Profesional (LFP), que representan a los 42 clubes afectados, no pudieron evitar la medida.

Barcelona y Real Madrid, los clubes más ricos del mundo por ingresos, tenían previsto comenzar su temporada este domingo. Las conversaciones se centran ahora en detener el paro de la segunda jornada de la liga, porque de lo contrario habría serios problemas en el calendario deportivo.

En el centro de la disputa está la demanda del sindicato de un fondo de garantía que asegure el cobro de salarios a jugadores en clubes con problemas financieros.

El gremio informó que a unos 200 futbolistas les deben 50 millones de euros (72 millones de dólares) desde el final de la temporada anterior, y que la propuesta de la liga, de aportar 40 millones, no será suficiente para solucionar el problema.

El respaldo de jugadores como Iker Casillas, del Real Madrid, y Carles Puyol, del Barça, ha sido criticado. No tienen vergüenza, dijo el presidente del Getafe, Ángel Torres. Ya que son tan solidarios, que paguen ellos. ¿Por qué se entrenan si están en huelga?, añadió sobre las prácticas que realizan los clubes más grandes, pese a los cuatro días de huelga.

El paro provocó la crítica de la asociación de seguidores de clubes del futbol español (AFEPE), que representa aproximadamente a un millón de aficionados. El organismo dijo estar cansado de ser a menudo ignorado en las decisiones que afectan al futbol español.