Robo en desmarejado
as quince Islas Cook, descubiertas
para el soberano británico en el siglo XIX por el viajero cartógrafo James Cook en el océano Pacífico, poseen 2.2 millones de kilómetros cuadrados de donde solamente 240 son tierra firme formada en su mayoría por arrecifes de coral que en algunas islas encierran lagones de agua dulce, salitrosa o salada (los atolls) y en otras constituyen promontorios y tierras elevadas.
Pobladas desde al menos hace 2 mil 500 años por grupos polinesios, la memoria local sólo registra pobladores a partir del siglo VIII con olas de emigración hacia Nueva Zelanda en el siglo XIII. En el XIX, Inglaterra las colonizó y la población maorí de Rarotonga –isla mayor, sede de la capital Avarúa– pasó en pocos años de 7 mil a 2 mil individuos.
Hoy día, estas islas constituyen una democracia parlamentaria asociada libremente
a Nueva Zelanda quien posee la soberanía y, a cambio, entrega una ayuda financiera de alrededor de cinco millones de euros anuales a los veinte mil habitantes cookisleños y ciudadanos neozelandeses.
Esta ficha geográfica resulta relevante a la luz de un robo no en descampado, sino en desmarejado, sucedido hace una semana cuando los dos mil habitantes de la isla Aitutaki de 17 kilómetros cuadrados perdieron todo su dinero, que estaba depositado en la agencia local del Banco de las Islas Cook, unos 116 mil euros se reporta, al ser sustraídos por extraños llegados en lancha, durante la noche.
El banco es de todos nosotros, desde las abuelitas hasta los escolares. ¿Cómo pudo alguien venir hasta acá a cometer este robo?
, reproduce Afp el comentario del alcalde de Aitutaki. Lo que demostró a estos buenos habitantes, tan quitados de la pena, que no es suficientemente seguro conocerse todos entre sí ni vivir a 3 mil 200 kilómetros del país más cercano (Nueva Zelanda) en un tranquilo destino turístico local para no necesitar cuerpos de seguridad y estar a salvo de la delincuencia internacional.
Yuriria Iturriaga