Hacer ópera para el público infantil no es cosa de niños. Es un trabajo incluso más laborioso e imaginativo que el destinado para adultos.

De ello está convencida Sylvia Rittner, quien durante más de una década persiste en la noble encomienda de acercar, promover y difundir esa apasionante expresión escénica entre el mayor número de infantes y adolescentes del país.

Primero fue mediante una serie de producciones discográficas, después se adentró en la puesta en escena de diversos títulos, con la creación en 2006 de una compañía independiente (hasta la fecha en activo), y ahora da a conocer una nueva estrategia, la cual consiste en llevar la ópera al terreno de los dibujos animados.

OperaAnimee: arias animadas de ópera es el nombre de ese nuevo proyecto emprendido por la productora y promotora cultural, desde la trinchera de Arpegio Producciones, de la cual es fundadora y directora.

El primer resultado de esta iniciativa es un dvd, que fue dado a conocer ayer en la Fonoteca Nacional, con un breve recital a cargo de algunos de los intérpretes participantes en ese material audiovisual, todos ellos jóvenes cantantes nacionales.

Este nuevo proyecto tiene como origen las escenografías virtuales que la compañía de Arpegio utiliza en sus montajes operísticos, pues todas son elaboradas (creadas) a partir de animación digital.

Por generar nuevos públicos

Los dibujos animados, consideró Sylvia Rittner, pueden ser otro excelente medio para cumplir el cometido de generar nuevos públicos para la ópera, con propuestas amenas y de calidad.

Como ocurre con los otros dos proyectos mencionados, el discográfico y el de los montajes escénicos, la animación de títulos operísticos no está sustentada en un propósito didáctico, sino estrictamente artístico. La idea principal no es enseñar, sino que se disfrute.

Auspiciado por el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca), el dvd de OperaAnimee está integrado por una selección de las arias más famosas del repertorio operístico mundial, las cuales son transformadas en originales y atractivas historias animadas.

Destaca, por su originalidad y belleza, el trabajo en los trazos y la animación, mediante los cuales se da cuenta de situaciones de humor, otras entrañables, las hay con rasgos históricos y de culturas ancestrales, así como algunas de fantasía desbordada.

El referente inmediato son las películas de Disney, Fantasía y Fantasía 2000, cuya influencia no fue negada por Rittner, como tampoco los dibujos animados de antaño, entre ellos Los Picapiedra.

A la par de lo visual, la propuesta sonora es también digna de elogio, merced a la participación, como se mencionó, de jóvenes cantantes mexicanos, entre ellos varios ganadores o finalistas en concursos nacionales e internacionales.

La lista incluye a las sopranos Anabel de la Mora, Sandra Maliká y Denise de Ramery; los tenores Hugo Colín y Felipe Martínez Silva; los barítonos Amed Liévanos y Ricardo Galindo, y el bajo Gustavo Castillo Estrada, todos ellos acompañados al piano por Carlos Alberto Vázquez.

OperaAnimee, asimismo, es una plataforma para impulsar a nuevos talentos del arte lírico del país, a decir del director de la Fonoteca, Álvaro Hegewisch.

Esta es una idea que se inspira en la voz solista de la ópera para recrear con imágenes amenas la multiplicidad de emociones, pasiones y sucesos que las arias inspiran, de acuerdo con Rittner, quien adelantó que actualmente se prepara ya un segundo dvd de la colección.

Los niños empiezan a admirar hoy lo que van a disfrutar mañana. Para llamar su atención hacia un arte antiguo, como la ópera, propongo como estrategia la contemporización de mensajes estéticos en el contexto presente, que son el arte digital, la animación y el videoclip.

El contenido de ese primer dvd incluye el aria de la Reina de la Noche, de La flauta mágica; Non so più cosa son, cosa faccio, de Las bodas de Fígaro; el Dueto de las flores, de Lakmé; Una furtiva lagrima, de El elíxir de amor; Nessun dorma, de Turandot; Madamina, il catalogo è questo, de Don Giovanni, así como Largo al factotum y La calunnia è un venticello, de El barbero de Sevilla.