Presentaron en la UNAM dos libros del corresponsal de La Jornada en Sinaloa
Jueves 1º de septiembre de 2011, p. 5
Morros, batos, jovencitos que salen de la niñez y son reclutados por narcotraficantes, cuya esperanza de vida es casi nula, o mujeres a cuyos hijos o parejas meten al tráfico de estupefacientes.
Son decenas de historias recopiladas por el periodista Javier Valdez Cárdenas en los libros Los morros del narco: historias reales de niños y jóvenes en el narcotráfico mexicano y Miss Narco, belleza poder y violencia: historias reales de mujeres en el narcotráfico mexicano, que se presentaron este miércoles en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Corresponsal de La Jornada en Sinaloa, Valdez Cárdenas contó el origen de los libros, si se pierde o no el miedo al trabajar temas relacionados con el tráfico de drogas, cómo se acercó a estas historias de niños y jóvenes que no son números. “Soy periodista y tengo de dos: o hago mi trabajo o me hago pendejo. Sé que es peligroso. No he superado el miedo, pero sí he aprendido a administrar el riesgo. Ellos no son números, son seres humanos y los medios somos corresponsables de la deshumanización de la ciudadanía frente al narco”, dijo el autor acompañado en la presentación por su colega Roberto Garduño, periodista también de La Jornada, y de los investigadores Gerardo Dorantes y Luis Astorga.
Son historias reales, subrayó durante la presentación. “Me preguntan si son novelas o cuentos, parecen historias, de tan cabronas, de otro país, con muchos problemas de violencia, de desigualdad económica. Son historias de México. Si sienten que las balas pasan cerca están equivocados: el fuego está en las plantas de los pies y las balas zumban las trompas de Eustaquio. Niños, jóvenes y mujeres en el narcotráfico. Les aclaro que sería injusto ubicar mis libros como textos sobre el narco. La gente lo dice con cierto hartazgo ya. Estos son libros de personas en el narcotráfico, son libros de víctimas y victimarios en el narcotráfico, no son narcas, son mujeres en el narcotráfico”.
También está otra mirada que es la de las víctimas del narco y su heroicidad, así como historias como la de Genoveva Rogers, asesinada hace un año, ejemplo de esa juventud que estamos perdiendo, Estamos matando el futuro
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Fenómeno de varias décadas
Esos libros van más allá del trabajo de Javier Valdez, destacó a su vez Astorga, quien precisó que la presentación de los dos volúmenes se inscribió en el contexto de la Cátedra Unesco transformaciones económicas y sociales relacionadas con el tráfico de drogas, la Facultad de Ciencias Políticas y la editorial.
Estos trabajos, dijo, mezclan también la literatura, y una profunda observación de un fenómeno que tiene varias décadas en el país: comenzó en la segunda década del siglo XX, pero anteriormente en Estados Unidos desde 1914. Es un campo de acción que se ha venido desarrollando y que se inscribe desde un principio en relación con la política y el sistema político que se instaura después de la Revolución. Una característica particular, una dependencia del poder político. El trafico de drogas nace subordinado al poder político
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Roberto Garduño, también profesor de esa facultad, señaló que la verdad del narcotráfico nos alcanzó. Esta cultura, que expone Javier, ya no solamente nos roza: ahora nos toca, nos incluye y, sobre todo, nos conduce a asumir la responsabilidad social que nos toca ante la descomposición y el evidente quiebre de la actual estructura social
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Con Javier Valdez “nos podemos deleitar en términos de la lectura que hacemos, pero también nos lleva a reflexionar que las entrañas de la sociedad se encuentran enfermas y cómo existe una línea muy delgada entre la participación de los actores sociales –que somos todos nosotros– y esas mafias, no solamente conformada por los sicarios y sus jefes: en este fenómeno tanto políticos, empresarios, artistas, toda clase de personajes están involucrados”.
Gerardo Dorantes, en tanto, destacó datos de observatorios nacionales e internacionales que colocan al país en las actividades del crimen organizado a escalas nunca vistas: el ajusticiamiento, la matanza de periodistas, el secuestro de campesinos y el virtual terrorismo. Más de 45 mil muertos en cuatro años. Cabe reconocer el esfuerzo de Calderón para enfrentar de manera real, pero cosmética (sic), este problema, se perciben profundas fallas que urge corregir
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