se recordará que superamos el terrorismo
En Washington y Pensilvania, el presidente recuerda a las víctimas de los atentados
Las medidas de seguridad fueron ampliadas a toda Nueva York; inauguran monumento a víctimas
Lunes 12 de septiembre de 2011, p. 34
Nueva York, 11 de septiembre. Los casi 3 mil nombres fueron mencionados por familiares de las víctimas durante más de cuatro horas, bajo la música de un cello y el sonido del agua cayendo en la nueva fuente del monumento del 11-S. Sólo fueron interrumpidos para marcar los momentos de los impactos de los aviones contra las torres, un campo en Pensilvania y el Pentágono, así como el momento en que se derrumbó cada edificio, de 110 pisos, hace 10 años.
El presidente Barack Obama dio lectura a un pasaje bíblico (salmo 46): Dios es nuestro refugio...
Una hora después partió hacia Penilsvania para conmemorar la destrucción de un avión cuyos pasajeros evitaron que llegara a su objetivo en Washington, y concluyó el día en el Pentágono y con un concierto por la esperanza
en el Centro Kennedy.
En el acto de conmemoración en Nueva York, el ex presidente George W. Bush dio lectura a una carta que Abraham Lincoln escribió a una madre cuyos hijos fallecieron en la guerra civil.
El alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, abrió el acto declarando que 10 años han pasado desde que una mañana de cielo azul perfecto se volvió la más oscura noche. Desde entonces hemos vivido en sol y sombra
.
La secretaria de Estado Hillary Clinton, legisladores y los gobernadores de Nueva York y Nueva Jersey también estuvieron. Rudolph Giuliani, quien era alcalde de esta ciudad ese día, dio lectura a un pasaje bíblico.
Pero los protagonistas fueron los familiares, los anónimos, los hijos, las esposas, las abuelas, los tíos y los hermanos de las 2 mil 606 personas que fallecieron en las torres, otros 125 en el Pentágono y 246 pasajeros y tripulantes en los aviones. En total, 2 mil 997, todos civiles menos unos 55 militares. Los nombres de las seis víctimas del primer atentado terrorista contra las torres, con un camiónbomba en 1993, también fueron incluidos.
Cada parejas se turnaba para pronunciar los nombres de unos 10 caídos. Los apellidos revelaban el mosaico mundial: originarios de unos 80 países. Nombres latinos, asiáticos, irlandeses, alemanes, africanos, árabes y más, incluidos 16 mexicanos. Cada uno era familiar de quienes leían. Mi hermano, mi abuelo, mi hija, mi padre, mi sobrino, mi esposa.
Y así.
Entre los nombres destacaban los de 343 bomberos que perecieron aquí. Llegaron para rescatar desconocidos, más las decenas de policías y rescatistas. Nicholas Gorki recordó a su padre, a quien nunca conocí porque yo estaba en el vientre de mi madre. Te quiero, padre. Me diste el regalo de la vida, ojalá pudieras estar aquí para gozar conmigo
. Una mujer latina recordó a su marido, y en español acabó con la frase: “Te adoramos, baby”. Una viuda comentó, al mencionar el nombre de su marido, que ha descubierto la solidaridad de otros en momentos de crisis. La gente de verdad sostiene a uno cuando se está cayendo.
Otros reiteraban la expresión: Jamás olvidaremos
.
La hora exacta de cuando se impactaron los aviones y se derrumbaron las torres fueron las únicas interrupciones a la lectura de los nombres. Fueron representadas con silencios, campanadas de iglesias y la lectura de algún poema o texto, así como con una pieza musical. A las 8:46, el primer avión se impactó en la torre norte. A las 9:03, otro aparato se estrelló contra el edificio sur. A las 9:37, otro contra el Pentágono. Fue a las 9:59 cuando se derrumbó la torre sur. Y a las 10:03 el avión que se dirigía a Washington se desplomó sobre un campo en Shanksville, Pennsilvania. A las 10:28 cayó la torre norte.
Paul Simon cantó Los sonidos del silencio: “Hola, oscuridad, mi vieja amiga/He regresado para hablar contigo de nuevo... En la luz desnuda vi/diez mil personas, tal vez más/Gente que platicaba sin hablar/Gente que oía sin escuchar/Gente que escribía canciones que las voces nunca comparten/Y nadie osa/perturbar el sonido del silencio… Y la gente se agachó y rezó/Al dios de neón que creó/Y el anuncio emitió su advertencia/En las palabras que estaba formando/Y el anuncio decía ‘las palabras de los profetas están en las paredes del Metro/Y de los edificios de vecindad’/Y susurro en los sonidos del silencio”.
En otro momento el gran Yo Yo Ma ofreció un solo con su violoncello inconfundible. James Taylor, Cierra los ojos.
Helicópteros de la policía continuaron sobrevolando el cielo, hoy sí nublado, de Nueva York, y las medidas de seguridad se extendieron por toda la ciudad. Obama y George W. Bush, acompañados por sus esposas, fueron colocados atrás de un cristal blindado durante el acto conmemorativo.
En medio de toda la seguridad, en la zona cero, se inauguró el monumento del 11-S. Los familiares, con imágenes de sus seres queridos que murieron en el lugar –un chef, un bombero, un ejecutivo, un guardia de seguridad, un policía, una secretaria y más–, buscaron los nombres de las víctimas, que fueron grabados en el monumento, conformado por dos fuentes en las huellas
de las torres gemelas, sobre las cuales cae agua desde 10 metros de altura.
Un coro infantil concluyó el acto en Nueva York. Cerró todo con los trompetistas de los cuerpos de bomberos y policía. Otras agencias de servicio público ofrecieron la música que se reproduce en los funerales de los uniformados.
La ofrenda
En el Pentágono, el secretario de Defensa, Leon Panetta, fue el anfitrión de otra ceremonia privada, exclusiva para los familiares de las personas que fallecieron allí. Más tarde, Obama depositó una ofrenda en el Pentágono. Después hizo lo mismo en Pensilvania.
Los dos presidentes, hombro con hombro. Uno autorizó la tortura y otro el asesinato internacional, en violación al derecho internacional y las leyes nacionales. Ambos rindieron honores a las víctimas del 11-S y pidieron que Dios bendiga a Estados Unidos
. Las casi 3 mil víctimas de los ataques han sido multiplicadas cientos de veces en Irak y Afganistán, así como en otros países, bajo estos dos comandantes en jefe.
Esta noche, en el acto de la esperanza
en Washington, Obama ofreció un discurso que elogió la resistencia, la fortaleza y la esperanza mostrada por Estados Unidos durante estos 10 años. De igual forma, su determinación de defender a los ciudadanos, nuestra forma de vida y las libertades
. Recordó que 2 millones de estadunidenses han ido a la guerra después del 11-S. Pero enfatizó que el deseo es pasar de una década de guerra a un futuro de paz
. Generaciones futuras recordarán, dijo, que hemos superado la esclavitud y la guerra civil; colas de pan y fascismo; recesión y alborotos; comunismo y, sí, terrorismo
, y que nuestra democracia es perdurable
.
Fue un día para conmemorar a inocentes, en cuyo nombre se libraron guerras en las que han fallecido muchos más inocentes, pero hoy nadie pronunció todos esos nombres.