Mortales y letales
n el México sometido a distintos intereses y siempre fiel al Vaticano más que al pensamiento libre, la eutanasia y el suicidio asistido están terminantemente prohibidos, si bien ya se ordenó crear una procuraduría social que permita la generación de más empleos burocráticos e intente consolar a familiares de los muertos en la lucha contra el crimen organizado. No disminuirá la sangre, pero se ampliará la elaboración de duelos. Obtusa moral ésta que prohíbe a la gente morir con dignidad, pero permite que sea asesinada.
He visto con horror lo del casino de Monterrey
, dice Elsa Macías. Seres humanos que encontraron la muerte sin buscarla luego de salir a trabajar o a divertirse y ya no volvieron a casa. En dos minutos un grupo de monstruos que obedecía órdenes provocó un incendio y se marchó. Adentro, muchas personas se asfixiaron o quemaron hasta morir. Aunque la tv no lo cubriera resuenan su desesperación, sus gritos y su atroz agonía. Quienes provocaron esto son los que deberían ser quemados en las plazas públicas.
Mario Gil observa: “Si el inagotable sentido del ridículo de Vicente Fox ahora propone pactar con los narcos y amnistiar a capos, sicarios y demás personal, que nos explique a los simples ciudadanos quién carajos ordenó que, después de Colombia, nuestro país tenía que hacerle igual y declarar la guerra a las drogas y al narcotráfico, cuando ningún país del primer mundo, incluidos los atizados gringos, lo ha hecho. Aquí hay gato encerrado, pues son pocos los favorecidos y muchos los perjudicados.”
“Ni autoridades ni propietarios del casino ni arrendadores ni subarrendadores del mismo ni policías ni atildados procuradores ni nadie ha sido capaz de presentar a los autores intelectuales del casinazo. Ahora el enemigo a vencer es el narcoterrorismo y el Presidente, el Ejército y la Marina harán todo su esfuerzo para protegernos, aunque ni por asomo lo logren. ¡Qué obvia esta militarización de México!”, señala Raúl Garza.
“En su obsesión por disimular golpes de Estado y exaltar ataques autoprovocados –apunta Fernando Reyes–, el gobierno estadunidense, la mayoría de su enajenada población y los corifeos a sueldo esparcidos por el mundo, reforzaron este 11 de septiembre la permanente amenaza del terrorismo, pero sin cuestionar su cotidiano fomento televisivo a la violencia.” Y sí: una cosa es nuestra condición de mortales y otra, muy distinta, estar a merced de imbéciles letales.