El Diagnóstico nacional de supervisión penitenciaria 2010 de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) señala que en el penal de Chiconautla se permite que los internos realicen funciones exclusivas de autoridad o del personal de seguridad, como manejo de llaves, organización, limpieza y vigilancia de dormitorios, y existen grupos de internos que ejercen violencia o control sobre el resto de la población.

El reporte refiere que los internos pagan para tener acceso a visita familiar y/o íntima, evitar el pase de lista o el cumplimiento de una sanción administrativa, poseer artículos como televisión, teléfono celular o dvd.

En el centro penitenciario no se cuenta con instalaciones para la reclusión de mujeres, y no se proporciona atención médica especializada de acuerdo con las necesidades de género, señala.

La CNDH ha tenido conocimiento de que en ese sitio se han aplicado sanciones indebidas, no hay actividades laborales remuneradas suficientes para la población que desea trabajar, y existen presos que emplean a otros reclusos para su servicio personal.

El personal de custodia no cuenta con el equipo necesario para las funciones encomendadas; 45 por ciento fue capacitado en el último año en temas de derechos humanos, uso racional de la fuerza y manejo de conflictos, pero no en conducción de detenidos y técnicas y tácticas penitenciarias.

Tampoco hay un manual para la revisión de los visitantes ni de procedimientos para situaciones de emergencia –como evasiones y motines–, y se carece de reglas de procedimiento para los operativos de revisión de celdas.