El grupo participó en el programa Arte y medicina; gestiona que se lleve a cabo en Mazatlán
Los pacientes no sólo son una tabla con prescripciones de medicamentos, sino seres humanos que se pueden conectar con algo muy sensible
, expresó Claudia Lavista
Domingo 18 de septiembre de 2011, p. 5
Trasladar un foro teatral a las habitaciones del hospital estadunidense Shands Health Care fue una experiencia enriquecedora que cambió la perspectiva de vida y trastocó las fibras emocionales más profundas
de los integrantes de la compañía Delfos Danza Contemporánea.
Claudia Lavista, fundadora y directora de la agrupación coreográfica –junto con Víctor Manuel Ruiz–, dijo que la experiencia luego de la participación que tuvieron en el programa Arte y medicina fue difícil y dura, pero al mismo tiempo muy emotiva y profundamente humana
.
Esto ocurrió durante la gira que realizó Delfos en Gainesville, Florida –la cual concluyó con su presentación el 15 de septiembre en el Curtis Phillips Center–, donde los integrantes de la compañía compartieron durante un día anécdotas, bailaron e improvisaron danzas ante los enfermos que reciben tratamiento en el nosocomio público estadunidense.
El miércoles pasado llegamos al hospital Shands; en ese lugar fuimos de cuarto en cuarto a bailar y llevar música para que los integrantes de Delfos improvisaran en presencia de niños y adultos hospitalizados.
En el hospital, afiliado a la Universidad de Florida, destacan las pinturas colocadas en las paredes, las cuales fueron realizadas por los médicos y las enfermeras; además, los pacientes pueden acceder a una biblioteca de arte y también se imparten talleres de diversas manifestaciones artísticas.
Me sorprendió gratamente saber que 50 por ciento de los nosocomios de ese país tienen un programa de arte y medicina, el cual permite devolver la identidad a los enfermos y transformar la manera que tienen de ver el mundo desde un lugar que no es su casa y donde no están sus cosas.
Este programa, el cual se inició hace 20 años y es dirigido por Jill Sonke, pretende “llevar el arte –danza, música y pintura– a personas que no pueden acudir a conciertos o al teatro porque su estado de salud no se los permite. Es una relación totalmente íntima entre individuos que nos comunicamos y conectamos gracias al arte”.
La premisa fundamental es que los pacientes no sólo significan una tabla con números y prescripciones de medicamentos, si no que son seres humanos que se pueden conectar con algo muy sensible, como las disciplinas artísticas
.
El recorrido de Delfos –detalló Lavista– comenzó en las aguas profundas
, la sala quimioterapia. Ahí, al borde de un colapso nervioso, empezamos a comunicarnos con los niños y demás personas que estaban en ese lugar, y les platicamos sobre la compañía. Después, con música de Chopin, Agustín Martínez realizó un solo de tres minutos y medio.
Los siguientes espectadores fueron un niño de nueve años –en tratamiento por trasplante de médula ósea–, otro de tres años con cáncer y una mujer de 80, quienes compartieron y platicaron luego con los bailarines de Delfos.
También visitamos a un niño de 13 años que no supe qué enfermedad padece, pero tuvimos que entrar a la sala donde estaba con cubrebocas y equipo especial. Ahí improvisamos la danza de una muñeca y después de que terminamos, el pequeño nos dijo que había escrito una canción y una de las bailarinas improvisó una coreografía para esa composición.
Claudia Lavista aceptó que en ese deambular el protagonista es el paciente, no los artistas. “No hay aplausos, por supuesto, pero se genera una conexión emotiva y humana, cuya experiencia transformadora fue sin duda para nosotros.
Esta experiencia nos regresó la humildad, y quedó claro que una persona en un cuarto de hospital es igual de importante que mil 500 que acuden a algún foro.
Esta gira a Florida propició diversos proyectos entre la compañía, como comenzar las gestiones para instaurar un programa similar en algún hospital de Mazatlán, donde reside la agrupación, adelantó Lavista.
Delfos Danza Contemporánea se presentará del 4 al 6 de noviembre en la sala Miguel Covarrubias, con un programa que reúne siete coreografías que hizo la bailarina para igual número de composiciones de Mario Lavista, su padre.
En la función coreográfica participaran diversos artistas como Tambuco, Carmen Thierry y Bozena Slawinska.