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Familiares demandan al poeta intervenir para evitar que sean castigados injustamente

Los cinco meseros detenidos por el caso Sicilia aseguran ser chivos expiatorios
Corresponsal
Periódico La Jornada
Viernes 23 de septiembre de 2011, p. 13

Cuernavaca, Mor., 22 de septiembre. Familiares de cinco meseros del bar Obsesión negaron la participación de sus parientes en el secuestro, tortura y asesinato del hijo del poeta Javier Sicilia y de otras seis personas el pasado 27 de marzo, por lo que demandaron la intervención del escritor para que sean liberados.

Martín Casarrubias García, padre de uno de los detenidos, informó que enviaron un documento a integrantes del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad en el que argumentan que los cinco meseros no tienen nada que ver con el caso y que cuatro de ellos ni siquiera trabajaron aquella noche.

Señor Javier Sicilia estamos seguros de que nuestros esposos e hijos son acusados injustamente de delitos que jamás cometieron. Cuatro de ellos no trabajaron el día de los hechos y para demostrarlo basta leer los 58 tomos que integran la causa penal 85/2011, leyó Casarrubias García en un documento entregado a los medios de comunicación.

Subrayó que de la causa penal que se les sigue a sus familiares no se desprenden pruebas que acrediten su responsabilidad penal en la comisión de los delitos por los cuales se les dictó auto de formal prisión, porque desde que nuestros familiares fueron, primero arraigados y después consignados, nosotros hemos sufrido daño moral y económico, ya que ellos eran el único sostén de nosotros.

Eloísa Rivera Gama, esposa de uno de los cinco meseros detenidos por el caso Sicilia, afirmó que sus familiares son chivos expiatorios, e invitó al poeta a revisar la causa penal y que si encuentra una prueba contra sus familiares, se les castigue o en caso contrario se les libere.

En un documento que entregó a la Comisión Independiente de Derechos Humanos de Morelos, dijo que a su esposo no le tomaron declaración y que no lo carearon con los que lo acusan, por lo que desconoce por qué lo hacen responsable de haber detenido a las siete personas, ahora occisas, el pasado 27 de septiembre, para entregarlas al jefe de sicarios del cártel del Pacífico Sur y ex militar, Julio Radilla, El Negro. Los cinco trabajadores de este bar están recluidos en el penal número cinco en Villa Aldama, Veracruz.