Madrid, 23 de septiembre. El colectivo de presos de la organización armada vasca ETA (EPPK), un grupo heterogéneo de unas 700 personas dispersas en las cárceles de España y Francia, anunció este viernes mediante un comunicado que apoyan el acuerdo de Gernika, un pacto que nació hace un año con el objetivo de sentar las bases de la pacificación definitiva del histórico conflicto del País Vasco.

El acuerdo fue determinante para que la izquierda abertzale (independentista) decidiera rechazar sin ambages la violencia con fines políticos, incluida la de ETA.

El periódico vasco Gara recibió en su redacción el comunicado del colectivo de presos etarras, que por primera vez respalda en bloque una propuesta de pacificación en la región, que surgió hace más de un año desde la base social de la izquierda independentista.

El acuerdo Gernika ha sido suscrito hasta ahora por decenas de plataformas, asociaciones, organizaciones, sindicatos y partidos, que no sólo exigen el cese definitivo de la violencia sino que también reclaman al Estado español dos cambios significativos: la derogación de la Ley Orgánica de Partidos Políticos y el cese de la política penitenciaria de dispersión.

El colectivo de presos etarras ya anunció, en diciembre pasado, su respeto y respaldo al debate y consulta llevado a cabo por la izquierda abertzale, que finalizó con un viraje histórico y el rechazo claro a la violencia de ETA, incluso en los propios estatutos de los partidos que pretendían sustituir a la ilegalizada Batasuna y que se hallan hoy en proceso de proscripción, como es el caso de Sortu, que está a la espera de la resolución definitiva del Tribunal Constitucional.

En relación al acuerdo de Gernika, los presos reconocen que esta plataforma social se ha convertido en una referencia y que por lo tanto tiene su apoyo. Y añaden que por encima de los límites y los obstáculos de los estados que nos tienen cautivos, el EPPK manifiesta su compromiso firme de empujar para avanzar en el proceso democrático.

Los presos de ETA –entre los que se encuentran los que dirigieron en las últimas décadas a la organización, tanto desde el llamado aparato político como desde el militar, también reconocen que la paz y consolidar un proceso democrático exige de las partes la convicción para conseguirlo, por lo que el EPPK anuncia su compromiso total con impulsar el proceso democrático hasta el final.

El acuerdo de Gernika pide a ETA un alto el fuego permanente, unilateral y verificable por la comunidad internacional, como expresión de voluntad para un definitivo abandono de su actividad armada. ETA declaró, posteriormente, un alto el fuego que mantiene vigente, pero no el abandono definitivo de su lucha armada.