Acusan disidentes al hijo del mandatario de encabezar la matanza
Domingo 25 de septiembre de 2011, p. 24
Saná, 24 de septiembre. La Guardia Republicana de Yemen atacó hoy aquí un enclave de militares disidentes que se sumaron a los opositores civiles para exigir la renuncia del presidente Alí Abdalá Saleh, en una nueva escalada de violencia política en la nación más pobre del mundo árabe.
El ataque de la Guardia Republicana originó una ola de enfrentamientos entre soldados y militares encabezados por el general dimitente Alí Mohsen Ahmar, jefe de la primera división blindada, quien renunció a su cargo en marzo pasado, cuando 52 personas fueron asesinadas por francotiradores desde techos de edificaciones en el centro de la capital.
Durante los siete meses que lleva el conflicto en Yemen, una zona de Saná quedó progresivamente bajo dominio de milicianos tribales del clan Ahmar y de militares disidentes de la primera división blindada.
La Guardia Republicana disparó este sábado armas de artillería contra el campamento militar de Ahmar cuando varios miles de manifestantes comenzaban a marchar por las calles céntricas de Saná, desde el zócalo que los opositores al gobierno han bautizado como Plaza del Cambio.
Portavoces de las fuerzas antigubernamentales informaron que por lo menos
40 personas murieron en el ataque de la Guardia Republicana y en la refriega que se suscitó posteriormente.
El gobierno de Yemen no dio una versión sobre estos hechos, ocurridos un día después de que el presidente Saleh regresó al país y pidió a los opositores políticos una tregua para dar paso a una nueva ronda de negociaciones.
Los dirigentes opositores afirman que la Guardia Republicana –al mando del hijo de Saleh, Ahmed Alí– ha sido la principal fuerza de represión contra el movimiento antigubernamental iniciado en febrero pasado.
La ausencia de Saleh casi cuatro meses, desde que resultó gravemente herido en un ataque al palacio de gobierno el 3 de junio, no redujo la intensidad de las protestas y la represión, lo que evidenció el control que ejerce el mandatario, en el poder desde 1978 y ratificado en 1990 tras la unificación del sur y el norte.
Yemen no ha podido recuperar la estabilidad económica desde que Arabia Saudita expulsó entre 1990 y 1991 a un millón de trabajadores migratorios, en represalia porque el gobierno yemenita –entonces aliado de la corriente política panárabe Baaz– no se opuso a la invasión de Irak a Kuwait en 1990. Actualmente un tercio de la fuerza de trabajo de Yemen carece de empleo y sus ingresos petroleros se han reducido.