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Detectan que los recuerdos llegan por paquetes
 
Periódico La Jornada
Jueves 29 de septiembre de 2011, p. 3

Londres/Trondheim (Noruega), 28 de septiembre. Cualquiera que se despierte una mañana en un hotel y no sepa por un momento donde está, conoce el problema: la fugaz pérdida del recuerdo. Científicos noruegos acaban de encontrar una explicación parcial para el fenómeno.

En pruebas con animales, los investigadores descubrieron que los recuerdos vienen en paquetes separados. Cada uno tiene una duración de 125 milisegundos, según un artículo de los científicos May-Britt y Edvard Moser, publicado en la revista especializada Nature.

En el ejemplo del hotel, uno de los paquetes no llegaría así a tiempo, ya que en el común de los casos uno no se percata del paso de un recuerdo a otro.

Cuando uno se siente un poco confundido, se debe a que varios paquetes de recuerdos compiten en el cerebro, señala May-Britt Moser, de la Universidad noruega de Ciencia y Técnica, en Trondheim.

Posibilidad de realizar ocho cambios por segundo

Por lo general, los procesos son muy rápidos para que uno pueda percatarse del cambio entre distintos recuerdos. Según los investigadores, el cerebro puede cambiar de un paquete de recuerdos a otro hasta ocho veces por segundo.

Los neurólogos estudiaron para su análisis la actividad eléctrica en regiones del cerebro de unas ratas. Los roedores habían aprendido en largos experimentos que una luz determinada representaba un espacio determinado. Así, los animales podían ser trasladados rápidamente de un entorno a otro.

Los científicos pudieron así determinar modelos de actividad concretos de acuerdo con el tipo de luz. Cuando cambiamos a otro sistema de luz, el comportamiento es completamente distinto, comentó May-Britt Moser. La conclusión es que el cerebro salta siempre de un paquete de recuerdos a otro de forma alterna.

Desorientación

Aunque las observaciones fueron hechas con animales, los investigadores consideran que pueden ser aplicadas a los humanos.

Las ratas están tan desorientadas como nosotros cuando no sabemos por un momento dónde estamos, señaló. Empezamos a obtener una pequeña visión de los mecanismos que dirigen nuestros pensamientos, aseguró el científico.