Sus imágenes condensadas, translúcidas, nos dan un acceso nuevo a la realidad, ponderan
La Academia sueca rompe con los pronósticos y galardona a un eterno candidato de casa
Se ha distinguido a un humanista, autor de una poesía elegante y transparente: Alberto Blanco
Viernes 7 de octubre de 2011, p. 3
De nuevo la Academia sueca rompe con todos los pronósticos al conceder el Premio Nobel de Literatura 2011 al poeta Tomas Tranströmer (Estocolmo, 1931), el eterno candidato de casa, quien por fin ha sido reconocido porque, a través de sus imágenes condensadas, translúcidas, nos da un acceso nuevo a la realidad
, dijo el comité del galardón.
De acuerdo con su colega Alberto Blanco –con quien convivió en 1981 en México durante el primer Festival Internacional de Poesía de Morelia, Michoacán–, se ha premiado la poesía de un humanista, cuya obra, elegante y transparente, utiliza de manera muy inteligente imágenes de carácter filosófico y con frecuencia abiertamente metafísicas
.
El nombre de Tranströmer sonaba desde 1973, y debido a que en 40 años ningún escritor sueco ha recibido el Nobel, la noticia ha causado gran algarabía precisamente en la sede del premio literario más importante del mundo.
Inclusive en 2010, la enciclopedia online Wikipedia se equivocó al dar como ganador al poeta unas horas antes de que se anunciara el Nobel literario en favor del peruano-español Mario Vargas Llosa.
El deseo de un poeta
Luego de su designación, el poeta Tranströmer recibió a una muchedumbre de reporteros en el vestíbulo del edificio donde se ubica su departamento, en la capital sueca.
Debido a una hemiplejia que sufrió en 1990, el Nobel 2011 sufre parálisis del lado derecho del cuerpo y su capacidad para hablar es muy limitada, pero ello no le impidió mostrar al mundo una cálida sonrisa. Su enfermedad tampoco ha restado potencia a su escritura.
El autor de El cielo a medio hacer (Nórdica Libros) llegó apoyado en un bastón y logró pronunciar, no sin dificultades, la palabra maravilloso
. Se comunica con la ayuda de su inseparable esposa Monica Bladh-Tranströmer, con quien tiene dos hijas.
Ella es su cable a tierra y quien expresó ayer a la prensa internacional el sentir del ahora Premio Nobel de Literatura: “es una bonita noticia, se siente muy feliz, sobre todo, deseaba que el premio fuera para un poeta, seguro que Adonis (el colega sirio-libanés) se lo merecía.
No pensó que llegaría a experimentar esta alegría. También dice que se siente a gusto con todas las personas que vienen a felicitarlo y a tomar fotos
, añadió. Al preguntarle qué harán con el dinero del premio (1.1 millones de euros, casi 1.47 millones de dólares), él y Monica rieron: No lo sabemos
.
Monica Bladh-Tranströmer explicó que actualmente el trabajo de su esposo se reduce a piezas pequeñas y de momento no sabe si volverá a publicar algo.
Su hija, Paula Tranströmer, señaló que el galardón representa una gran liberación
para su padre, quien recibió la noticia con serenidad. Pese a las especulaciones que durante años lo habían puesto como favorito, para él lo más importante siempre fueron sus lectores
, agregó la joven.
El secretario de la Academia, Peter Englund, declaró a la televisión pública sueca que cuando le comunicó a Tranströmer la noticia se sorprendió, estaba escuchando música
.
El comunicado de la instancia responsable de entregar los premios Nobel añade que el poeta fue seleccionado, porque la mayor parte de la colección poética de Tranströmer está impregnada de ahorro, de concreción y de metáforas expresivas. En sus obras más recientes, tiende a un formato aún más reducido y a un grado todavía mayor de concreción
.
Englund explicó que en la Academia no hay escritores haciendo fila
, eso no funciona así: pero uno debe tener presente qué compañeros han propuesto a Tranströmer una y otra vez, entre ellos figuran los anteriores premios Nobel Wislawa Szymborska, Joseph Brodsky y Seamus Heaney
.
Entre la escritura y la sicología
Tomas Tranströmer nació en Estocolmo el 15 de abril de 1931. Muchos veranos de su infancia los pasó en la isla de Runmarö, al sur de la capital sueca, lugar que evocó en su poemario Báltico (1974) y en Visión de la memoria (1993).
En 1956 se tituló como sicólogo en la Universidad de Estocolmo. Luego de trabajar para el Instituto Psicotecnológico de esa casa de estudios, inició en 1960 uno de los trabajos que marca-rían también el tono humanista y compasivo de su obra, al desempeñarse como sicólogo en Roxtuna, una institución para jóvenes delincuentes.
A partir de entonces dividió su tiempo entre la escritura y su labor de sicólogo. No obstante, debutó como poeta a los 23 años con 17 poemas (1954), publicado por una de las mayores editoriales suecas, Bonniers, con la que ha seguido a lo largo de su carrera.
Aunque experimentó con versos métricos, ha usado versos libres en la mayoría de su obra. En sus libros Secretos en el camino (1958) y Ventanas y piedras (1966) se reflejan los viajes del autor por diferentes partes del mundo.
Y si bien el poeta nunca se desmarcó políticamente, durante los años 70 su obra cayó un tanto en el olvido. Luego del Mayo del 68, sus detractores consideraron que su poesía no contribuía al debate revolucionario de entonces y se apartaron de él. Hubo que esperar hasta la década de los 80 para que tanto la crítica como el público lo redescubrieran, explica la agencia Dpa.
En 1966 recibió el prestigioso premio Bellman. En 1990 el Neustadt International Prize en Estados Unidos.
En 1997 la ciudad obrera de Västeraas, donde vivió 30 años antes de volver a Estocolmo en los años 90, creó un premio con su nombre.
Seis años después de sufrir el accidente vascular, volvió a la literatura con la antología titulada Góndola fúnebre, de la que se han vendido más de 30 mil ejemplares, una buena cifra para el género de la poesía, dicen los críticos.
Su libro más reciente es de 2004: El gran enigma, una antología de 45 haikús. Desde entonces se centra en su otra pasión, la música, y toca a diario el piano, aunque sólo con la mano izquierda, debido a la parálisis.
A propósito, el poeta mexicano Alberto Blanco compartió con La Jornada la siguiente anécdota: “en mayo de 2003, invitado por el poeta sueco Lasse Söderberg, viajé a Malmö, Suecia, para participar en el Festival Poesidagarna, organizado por el propio Lasse.
“En una noche inolvidable –al menos para mí– participé tocando el piano, junto con la orquesta Drömorkestern, en el homenaje que se le rindió a Tomas Tranströmer, en el Palacio del Ayuntamiento de Malmö.
“Fue una experiencia más que emocionante, verdaderamente escalofriante, escuchar esa misma noche a Tomas interpretar el difícil Concierto para la mano izquierda de Ravel, en un solo movimiento, compuesto por el gran músico francés para el hermano de Ludwig Wittgenstein, Paul, connotado pianista que perdió la mano derecha en la Primera Guerra Mundial. Lo tuvimos que cargar al banquito del piano.
Más tarde, y no sé realmente cómo, Tranströmer y yo tuvimos una larga conversación con medias palabras, sonidos, señas, dibujos, y la participación de su esposa Mónica, que se convirtió en una verdadera medium y amanuense para Tomas.
Alberto Blanco añade que es una alegría que el premio Nobel de este año haya concedido a un poeta, “pues pareciera que la poesía no existe y de pronto hay un acontecimiento que confirma que no sólo sí existe la poesía sino que se practica.
“La obra de Tranströmer es muy económica en cuanto a sus recursos líricos, transparente, donde no hay lugar para paja, un poco la podemos relacionar con ese diseño elegante y funcional de los escandinavos.
Melómano, músico y poeta, de joven trabajó mucho como sicólogo con jóvenes con problemas de adicciones, ello le da un carácter humanista muy especial que se puede ver en la compasión que impregna en su obra.
El poeta mexicano recordó que la incursión de Tranströmer en el mundo literario estadunidense se debe a su amistad con Robert Bly, quien tradujo al inglés buena parte de la obra del sueco.
Tranströmer es el séptimo sueco a quien se otorga un Nobel de Literatura y el primer poeta desde Wislawa Szymborska, premiada en 1996. La última vez que el galardón se entregó a un sueco fue en 1974, cuando fue compartido por Eyvind Johnson y Harry Martinson. El hecho de que ambos fueran miembros de la academia generó entonces controversia.
Con información de Dpa