Funcionarios de diversas dependencias vinculadas a la atención de personas de la tercera edad advirtieron que es necesario pasar de los programas asistenciales a una visión integral que considere a los adultos mayores como sujetos de derechos específicos.

La seguridad social jamás ha cumplido su cometido de cobertura universal, beneficios adecuados, solidaridad y redistribución; esto se agrava ahora, luego de una reforma financiera equivocada, indica el Diagnóstico sociodemográfico del envejecimiento en México, presentado ayer en la Secretaría de Gobernación.

En el documento se señalan diversas áreas de atención crítica; una se refiere a las enfermedades crónicas y discapacitantes. Las primeras causas de mortalidad en los hombres mayores de 65 años son las enfermedades del corazón y la diabetes; en las mujeres, se agregan los males cerebrovasculares, pulmonares, hipertensivos y respiratorios agudos.

En el compendio de estadísticas destaca como primer problema la carencia de un empleo y de alternativas ocupacionales.

Una encuesta presentada esta semana indica que 39 por ciento de los consultados dijo que su principal problema es laboral; 15 por ciento, la salud, y casi 10 por ciento la discriminación, la intolerancia y el maltrato.

En México hay 10.5 millones de personas mayores de 60 años. De éstas, 18 mil 472 tienen más de cien años de edad. En tanto, de 6.2 millones mayores de 65 años, poco más de la mitad (3.5 milones) se encontraban el año pasado en pobreza multidimensional y casi un millón en pobreza multidimensional extrema.

El problema de la vejez no radica en la discriminación que vive, y erradicar la discriminación y los estereotipos es responsabilidad de todos, dijo Alejandro Orozco, director del Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores.

Durante la presentación del diagnóstico sociodemográfico, la principal alerta fue que las políticas de población deben seguir otros objetivos y rumbos, por la importancia numérica que ya tienen los adultos mayores.