Opinión
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El Che y el peronismo
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o pocos exégetas y detractores del Che han observado que se fue de Argentina a causa de la dictadura peronista. La verdad es más simple: el joven anhelaba conocer el mundo, y fue en sus recorridos en motocicleta o a pie donde aprendió a ponderar el entusiasmo que el peronismo suscitaba en los pueblos de América Latina, a mediados del siglo pasado.

En México, el Che siguió con atención el sangriento golpe oligárquico que derrocó al gobierno de Juan Domingo Perón (septiembre 1955). En particular, registró un hecho: la heroica y solitaria defensa del diputado John W. Cooke, quien resistió a tiros el asalto militar a la sede del Partido Justicialista de Buenos Aires.

Con la insobornable franqueza que lo caracterizaba, el Che escribe a Celia, su madre, comentándole los acontecimientos en su país: Esta vez mis temores se han cumplido, al parecer, y cayó tu odiado enemigo de tantos años; por aquí, la reacción no se hizo esperar: todos los diarios del país y los despachos extranjeros anunciaban llenos de júbilo la caída del tenebroso dictador.

Más adelante: “El obispo de México se mostraba satisfecho por la caída de Perón, y toda la gente católica y de derecha que yo conocí en este país se mostraba también contenta, mis amigos, y yo no… Te confieso con toda sinceridad que la caída de Perón me amargó profundamente, no por él, por lo que significa para toda América Latina, pues mal que te pese y a pesar de la claudicación forzosa de los últimos tiempos, Argentina era el paladín de todos los que pensamos que el enemigo es el norte” (24 de septiembre de 1955).

Cinco años después, el ambidextro escritor Ernesto Sábato le envió un mensaje de felicitación, y compara la revolución cubana con la libertadora de los militares argentinos. El Che respondió: “No podíamos ser ‘libertadora’ porque no éramos parte de un ejército plutocrático… y porque nuestra bandera de combate no era una vaca”.

Sigue: “No podíamos ser ‘libertadora’ porque nuestras sirvientitas lloraron de alegría el día que se fue Batista y entramos en La Habana, y hoy continúan dando datos de todas las manifestaciones y todas las ingenuas conspiraciones de la gente ‘Country Club’ que usted conociera allá, y fueron a veces sus compañeros de odio contra el peronismo”.

Sigue: Aquí, la forma de sumisión de la intelectualidad tomó un aspecto mucho menos sutil que en Argentina. Aquí la intelectualidad era esclava a secas, no disfrazada de indiferente, como allá, y mucho menos disfrazada de inteligente. Era una esclavitud sencilla puesta al servicio de una causa de oprobio.

(La Habana, 12 de abril de 1960.)

Asimismo, los biógrafos, hagiógrafos y amigos del rigor teórico marxista suelen pasar por alto la extensa carta que de puño y letra escribió Perón, luego del asesinato del Che en Bolivia:

“Con profundo dolor he recibido la noticia de una irreparable pérdida para la causa de los pueblos que luchan por su liberación…

“Hoy ha caído en esa lucha, como un héroe, la figura joven más extraordinaria que ha dado la Revolución en Latinoamérica. Ha muerto el comandante Ernesto Guevara. Su muerte me desgarra el alma porque era uno de los nuestros, quizás el mejor. Un ejemplo de conducta, espíritu de sacrficio, renunciamiento…

“Su vida, su epopeya, es el ejemplo más puro en que se deben mirar nuestros jóvenes, los jóvenes de toda América Latina…

“Ya me han llegado noticias de que el Partido Comunista argentino, solapadamente, está en una campaña de desprestigio. No nos debe sorprender esto, ya que siempre se ha caracterizado por marchar a contramano del proceso histórico nacional. Siempre ha estado en contra de los movimientos populares. De eso, podemos dar fe los peronistas…

“Las revoluciones socialistas se tienen que realizar, que cada uno haga la suya, no importa el sello que ella tenga…

“No creo que las expresiones revolucionarias verbales basten…

“La lucha será dura, pero el triunfo definitivo será de los pueblos…

“El peronismo, consecuente con su tradición y su lucha, como movimiento nacional, popular y revolucionario, rinde su homenaje emocionado al idealista, al revolucionario, al comandante Ernesto Che Guevara, guerrillero argentino muerto en acción, empuñando las armas en pos del triunfo de las revoluciones nacionales en Latinoamérica” (Carta al Movimiento Peronista, Madrid, 24 de octubre de 1967).

En la búsqueda de un supuesto antiperonismo del Che, son muchos los que todavía insisten en enfrentar a este movimiento nacional y popular con la revolución cubana. Sin embargo, no hay documento oral o escrito que pruebe la teoría de un Che antiperonista, así como nada que avale que ambos líderes se conocieron en Madrid.

Sí hay datos curiosos: Eva Perón murió el 26 de julio (día el ataque de Fidel al cuartel Moncada), y su esposo nació un 8 de octubre, día en que el Che murió.

El Che fue un luchador internacionalista que nunca negó su identidad nacional. El 20 de junio de 1955, en las estribaciones del Popocátepetl (cuya cumbre trató de alcanzar en varias ocasiones), izó una bandera argentina, por ser el día de la bandera en su país. Y murió con el sueño de hacer la revolución en Argentina.