En una escala de cero a 100, la cultura científica y tecnológica de los mexicanos es de 52.7 puntos, mientras su capacidad para distinguir procesos probabilísticos y vinculados con la ciencia es de 55.8 puntos, de acuerdo con el más reciente informe del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).

La centralización de las actividades en esta materia en el Distrito Federal todavía representa un reto, ya que 41.7 por ciento de los científicos y tecnólogos tienen su residencia en la capital del país, señala.

Según el reporte correspondiente a 2010, Estados Unidos rebasa a México en 11.5 puntos en el ámbito de la cultura en esta materia, mientras la Unión Europea nos supera por 2.6 puntos. Sin embargo, los mexicanos tienen mayor capacidad de distinguir planteamientos científicos que los estadunidenses, pues la cifra es de 55.8 puntos contra 51.3 puntos. Esto es, México está por arriba 4.5 puntos en este renglón.

El consejo señala que aún hay ocho estados de la República que carecen de programas de ciencia y tecnología, y seis entidades no tienen comisiones en esos sectores.

Aunque se han registrado avances en materia de descentralización de esas áreas, 45 por ciento de las becas nacionales vigentes se otorgaron a estudiantes que residen en la capital de la República y 65 por ciento a alumnos del interior del país.

El 49.8 por ciento de los proyectos de ciencia básica correspondieron a instituciones que se encuentran en la ciudad de México y 60.2 por ciento a instituciones de las distintas entidades.

El rubro en el que se observa mayor adelanto es el registro de que 93 por ciento de los apoyos de consolidación de grupos de investigación correspondieron a instituciones ubicadas en los estados y 72.8 por ciento de los programas de calidad se ofrecieron a nivel estatal.

En una década, el presupuesto para el desarrollo de este sector estratégico no sólo no ha variado, sino que ha ido en declive. El rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), José Narro, señaló en días pasados que la inversión en ciencia es tan plana como el encefalograma de una persona que ha fallecido.

En 2001, la inversión en el sector fue de 39 mil 772 millones de pesos, es decir, 0.39 por ciento del producto interno bruto (PIB), pero en 2006 cayó a 0.38 por ciento y un año después bajó a 0.37 por ciento. De acuerdo con integrantes de la comunidad, en este 2011 podría situarse también en 0.37 por ciento, luego de que en 2010 fue de 0.40 por ciento.