Martes 25 de octubre de 2011, p. 4
Me miré la cara en un
deseo: llévame sano y
salvo sobre el agua.
Déjame sobrevivir al acto
de acostarme. A la caída.
Pues hay algo en el agua que tenemos que aprender:
la docilidad, la transparencia,
esa forma de ser un
componente.
El agua cayó sobre todos
ayer, en forma de lluvia.
Una lluvia.
La cara también. Se cayó
sobre la mesa. Imitando a
la lluvia. Cayó en el libro y
cayó en profundos
ensueños.
El mono A, en blanco B:
cara sin ancestros, sin visión,
sin respuesta a la mirada:
como el lavabo,
o una olla hervida al seco
en una hoguera.
La lágrima hirvió
y abandonó la cara
como vapor, en gotas
–llorando hacia arriba–.
Y en la próxima tormenta
cae por segunda vez:
tanto más pesada, más salada
como no por mi propio
peso.
Poema incluido en el libro Proyectos para un cielo nuevo: poesía nórdica contemporánea, publicado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.