Retrasará la recuperación y desatará tensión social, alerta la OIT
Martes 1º de noviembre de 2011, p. 23
Ginebra, 31 de octubre. El desempleo en el mundo afecta a 200 millones de personas, la cifra más alta jamás registrada, señaló la Organización Internacional del Trabajo (OIT), y advirtió que esa situación retrasará la recuperación económica y podría generar tensión social, ya que la economía mundial se encuentra al borde de una nueva y más profunda recesión del empleo. Consideró que “la regulación del sistema financiero, epicentro de la crisis mundial, sigue siendo inadecuada.
“Hemos llegado al momento de la verdad. Las posibilidades de evitar una ‘doble caída’ del empleo son limitadas y debemos aprovecharlas”, afirmó Raymond Torres, director del Instituto Internacional de Estudios Laborales de la OIT, que publicó el informe.
Para la OIT el mercado laboral ya se encuentra dentro del límite de seis meses que lleva para que una desaceleración económica impacte sobre el empleo, por lo que será necesario crear 80 millones de puestos de trabajo durante los próximos dos años para regresar a las tasas de empleo que existían antes de la crisis. Sin embargo, previó que la reciente desaceleración del crecimiento sugiere que es probable que la economía mundial genere sólo la mitad de ese número de puestos de trabajo.
En las economías avanzadas el sector financiero no cumple con el papel de intermediario que de él se espera, que es proveer crédito a la economía real
, sostuvo la OIT en el Informe sobre el trabajo en el mundo 2011: los mercados al servicio del empleo, que presentó en el contexto de la reunión del Grupo de los 20 (G-20) en Cannes.
De acuerdo con el organismo del trabajo, las economías emergentes se han visto afectadas por las entradas masivas de flujos volátiles de capital, pero las tendencias recientes muestran que no se le ha puesto la suficiente atención al potencial que los empleos podrían tener para impulsar la recuperación. Destaca el error de que los países se hayan enfocado principalmente en tranquilizar a los mercados financieros.
El nuevo informe indicó que el estancamiento de la recuperación económica comienza a afectar drásticamente a los mercados laborales.
Si se mantienen las tendencias actuales, serán necesarios al menos cinco años para que el empleo regrese a los niveles anteriores a la crisis en las economías avanzadas, un año después de lo previsto en el informe del año pasado.
Presentó un novedoso índice de tensión social
, que refleja los niveles de descontento a raíz de la falta de empleos y el enojo entre las personas que sienten que el peso de de la crisis no se distribuye de manera equitativa. Concluye que en más de 45 de los 119 países analizados, la tensión social va en aumento. Así ocurre principalmente en las economías avanzadas, en particular en Estados Unidos, la región árabe y, en menor medida, Asia. Por el contrario, existe estabilización o menor riesgo social en África subsahariana y América Latina.
Otras conclusiones
La OIT destacó que de los 118 países de los cuales existen datos, 69 registraron un aumento en el porcentaje de personas que manifiestan que su nivel de vida empeoró en 2010 comparado con 2006. También señaló que en la mitad de los 99 países analizados los entrevistados dijeron que no tenían confianza en sus gobiernos nacionales. Recalcó que en 2010 más de 50 por ciento de los habitantes de los países desarrollados declararon que no estaban satisfechos con la oferta de trabajos decentes (en países como Eslovenia, España, Grecia, Italia y Portugal, más de 70 por ciento de los encuestados se manifestaron descontentos).
También concluyó que entre 2000 y 2009, 83 por ciento de los países registraron un incremento de la parte de los beneficios corporativos en el PIB. Sin embargo, durante el mismo periodo, las inversiones productivas se estancaron a nivel mundial. En las economías avanzadas, el crecimiento de los beneficios de las empresas no financieras se tradujo en un incremento importante en el pago de dividendos (de 29 por ciento en 2000 a 36 por ciento en 2009) y de inversiones financieras (de 81.2 por ciento del PIB en 1995 a 132.2 por ciento en 2007). La crisis invirtió levemente esta tendencia, que se recuperó en 2010.
De los alimentos, la OIT resaltó que la volatilidad de los mismos se duplicó a lo largo del lapso comprendido entre 2006 y 2010 en relación con los cinco años anteriores, afectando de esta manera las perspectivas de trabajo decente en los países en desarrollo. Los inversionistas financieros se benefician más de la volatilidad de los precios que los productores de alimentos, en particular los pequeños productores.
En el documento del organismo internacional se hizo un llamado a que se mantengan y, en algunos casos, se fortalezcan los programas a favor del empleo, y advierte que los esfuerzos por reducir la deuda pública y el déficit con frecuencia se han enfocado de manera desproporcionada en el mercado laboral y las medidas sociales. Puso de ejemplo que un aumento del gasto en políticas activas del mercado laboral de sólo 0.5 por ciento del PIB podría incrementar el empleo entre 0.4 y 0.8 por ciento, dependiendo del país.