En un país sin memoria, como suele decirse, la artista Yani Pecanins se propone recuperarla en aras de hacer una historia, por lo menos en lo que concierne a su madre, la galerista Tere Pecanins (1930-2009), lo que fue, lo que hizo y lo que significa para mí.

Se trata del proyecto que Yani Pecanins planteó al Fondo Nacional para la Cultura y las Artes y fue seleccionado para recibir el año pasado la beca de creadores artísticos.

Doce collages que integran Apuntes y borradores, reunidos en la exposición que el sábado anterior se inauguró en Machado Arte-Espacio (Sonora 178, colonia Condesa), son las primeras obras de ese proyecto.

Tras la muerte de su madre y luego de su tía, la gemela Ana María, Yani limpió el departamento que ambas compartían, como la galería que mantenían en Durango 186, colonia Roma.

Ahora la Galería Pecanins funciona desde su otrora sede, en los edificios Condesa, donde de manera paulatina se ha ido mostrando su colección de obras de arte.

Timbres y cartas

Yani Pecanins también está en proceso de organizar el archivo de la galería; de esa tarea ha salido el material utilizado para hacer los collages: “Todo lo que usé eran cosas de mi madre, como láminas de modas antiguas, timbres de Francisco Franco que encontré en las cartas que se escribían –la familia Pecanins llegó a México procedente de Barcelona en 1950–, invitaciones, papeles tapices que usaba en películas –fue directora artística–, fotografías, pero no he usado muchas, porque tampoco quiero que sea demasiado obvio. La idea fue trabajar a partir de objetos de mi madre, que a ella le gustaban mucho, pero que también me son familiares. Fue como una especie de abrir y empezar a trabajar algo que es lo más difícil”.

Yani Pecanins durante la entrevistaFoto Guillermo Sologuren

Todo está en casa

En entrevista, Yani Pecanins dice haber empezado con esas cosas curiosas que fui encontrando, como recibos de cuando mi madre se casó y compraba los muebles y la alfombra, actas de naturalización, todo lo que guardaba, porque si lo conservaba tiene que servir para algo.

Entonces, siguió el consejo de Kati Horna, en el sentido de que “para hacer cajas y cosas uno tiene todo en su casa, sólo hay que buscarlo.

“He ido juntando todas estas cosas, que son muchísimas, y de pronto no sabes qué hacer con todo esto. Trato de buscarles un lugarcito, de darles un significado que es complicado, porque es un tema difícil para mí.

“Es un viaje meterte en la vida de tu madre, aunque la sabes y la has vivido buena parte con ella, pues descubres a otra persona, la ves desde otra perspectiva y te ves a ti misma en la infancia y la adolescencia.

Es un viaje muy curioso, a veces muy padre, a veces triste, pero siento que es algo que necesito hacer. Este comienzo me ha sido difícil, porque es muy distinto a lo que he hecho. Por ejemplo, hay color, cuando yo tiendo a lo blanco.

Si Yani hizo el libro Un viaje en Zeppelin (Ediciones La Cocina, 1988), que recoge la historia de su familia paterna, ahora busca hacer lo mismo respecto de su madre.

No se trata de hacer una biografía, pero sí hablar sobre la época que le tocó vivir, de su personalidad arrolladora, porque tener una madre así es algo relevante. Por lo menos es una persona de la que siento que es interesante trabajar.