Desde hace tiempo pudo haber una rectora, señala la científica
Lunes 7 de noviembre de 2011, p. 41
Concluido el proceso de auscultación para nombrar a quien dirigirá la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en el cuatrienio 2011-2015 –en el cual fueron recibidas las propuestas de 24 mil miembros de la comunidad–, la Junta de Gobierno (JG) eligió a cinco universitarios distinguidos que tienen los merecimientos para ocupar el cargo. Ello son: Ana María Cetto, investigadora del Instituto de Física y de la Facultad de Ciencias; Gonzalo Guerrero Zepeda, director de la Facultad de Ingeniería; el actual rector, José Narro Robles; Suemi Rodríguez Romo, directora de la Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán, y Francisco José Trigo Tavera, director de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia.
La Jornada presenta una serie de entrevistas con los aspirantes que accedieron a hablar de sus proyectos y propuestas.
Ana María Cetto estudió la licenciatura en física en la UNAM, realizó un posgrado en la Universidad de Harvard y es especialista en mecánica cuántica, electrodinámica estocástica y biofísica de la luz. Dirigió el Consejo de las Conferencias Pugwash cuando ésta ganó el Premio Nobel de la Paz en 1995, y también fue partícipe del Nobel de la Paz que ganó en 2005 el Organismo Internacional de Energía Atómica, instancia de la cual fue directora general adjunta. Tiene más de 40 años como académica e investigadora
–¿Por qué aceptar la invitación a participar en este proceso?
–Porque le debo mucho a la universidad. Es una institución a la que quiero mucho. Sería otra persona sin la universidad, y el país sería otro sin ella, o no sería país. El llamado de la JG me entusiasmó mucho, me permitió organizar mis ideas en un plan de trabajo y poder expresarlas.
–¿Cómo ve a la UNAM hoy?
–La huelga de 10 meses fue un momento muy difícil. Estaba de capa caída y se ha levantado, pero siempre hay cosas que componer. Pero en general es incomparable a la situación de hace 10 años, y eso se debe a que ha estado en buenas manos con el doctor Narro, y también por un esfuerzo colectivo.
–¿Cuál es su plan de trabajo?
–Hay buenas iniciativas en curso que hay que continuar. Se ha incrementado la atención a los estudiantes, núcleo de esta universidad, y estoy de acuerdo con esta política. No estoy por el cambio sólo por el cambio, hay que construir sobre lo ya realizado.
La toma de decisiones está estructurada con base en la jerarquía de autoridades. Hay camino por andar en la democratizaciónFoto Jesús Villaseca
Uno de los problemas más sentidos es que la planta docente envejece. No se están contratando nuevos investigadores, es muy baja la tasa de recambio, y quienes introducen las nuevas ideas son los jóvenes. Eso duele, porque el país invierte en ellos y no son contratados. Por otra parte, está la falta de inversión y crecimiento en infraestructura científico-tecnológica. Soy científica y tengo una conciencia clara de la necesidad de reforzar estas capacidades y dar un empuje a la investigación.
–¿Qué tan difícil será enfrentar a Narro, cuyo trabajo ha sido calificado como destado?
–Me alienta que la JG me haya incluido y entro seriamente al proceso, aunque sé que el doctor Narro es un candidato muy viable, muy fuerte y que ha hecho muchas cosas por la UNAM.
–¿Ya es momento de que una mujer llegue a la rectoría?
–Desde hace tiempo, pero no nos toman en cuenta. Sigue menospreciándose el trabajo de la mujer y sus capacidades. Es una práctica muy difícil de desarraigar, aun en la UNAM.
–¿Qué papel debe asumir el rector dentro y fuera de la universidad, y cuál es el rol de la universidad en la resolución de los problemas nacionales?
–El doctor Narro ha sido un digno representante: ha hecho planteamientos más críticos; se ha abocado a atender problemas nacionales; ha defendido la educación pública y gratuita; la pertenencia del bachillerato a la UNAM; su presupuesto, ha buscado ingresos adicionales, y esto hay que seguir haciéndolo.
Muchos colegas sienten la necesidad de una presencia más fuerte del rector, más cercana, y para eso habría que reorganizar el trabajo. La UNAM es tremendamente grande, pero no por eso debe seguirse un modelo como el actual, bastante centralizado. La toma de decisiones está muy estructurada con base en la jerarquía de autoridades y funcionarios. Ahí hay camino por andar en la democratización de la universidad.