Trigo Tavera habla de sus propuestas para incrementar la calidad
Las jubilaciones no son nada atractivas. Hay que hacer cálculos y ver si se puede dar un estímulo económicoFoto María Meléndrez Parada
Martes 8 de noviembre de 2011, p. 41
Francisco José Trigo Tavera, uno de los cinco aspirantes a la rectoría de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) para el cuatrienio 2011-2015, expone que la institución requiere impulsar un mayor aprovechamiento en las licenciaturas, combatir el rezago académico, abrir opciones de terminales técnicas
para que quienes no puedan terminar su carrera tengan opciones en el mercado laboral y establecer exámenes departamentales para incrementar la calidad. Éstas y otras propuestas son abordadas en el plan de trabajo que defenderá en su comparecencia ante la Junta de Gobierno (JG).
Trigo Tavera es director de la Facultad de Medicina, Veterinaria y Zootecnia desde febrero de 2005. Cursó la licenciatura en esa entidad académica y se doctoró en patología en la Escuela de Medicina Veterinaria de la Universidad Estatal de Washington. En 2004 ganó el Premio Nacional de Sanidad Animal otorgado por la Secretaría de Agricultura, Ganadería Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación. Es investigador nivel III del Sistema Nacional de Investigadores.
–¿Por qué decidió aceptar la invitación de la JG?
–Es una excelente oportunidad de encontrarse con la JG y externar las ideas que uno tiene de la UNAM y tratar de contribuir a mejorar lo que se hace.
–¿Será complicada la contienda ante la figura del rector Narro?
–Sí, bastante. El doctor Narro es un líder nacional de opinión, su experiencia académica, administrativa y política es muy buena. Ahí están los hechos de su excelente trabajo al frente de la UNAM y eso me motiva a participar. Mucho de lo que hemos hecho en la FMVZ se podría replicar y compartir en la universidad. El proyecto de enseñanza, investigación y difusión siempre podrá mejorar; sería totalitario decir que la universidad está perfecta.
–¿Qué balance haría de la UNAM de hoy?
–Empecemos por las fortalezas. Hemos tenido más de 10 años de estabilidad, con dos excelentes rectorados, tras la huelga de 1999-2000. La UNAM ha sido revalorada ante la opinión pública nacional e internacional. Además, hemos trabajado en una serie de propuestas sobre temas de interés nacional, como la seguridad, y se ha cuidado la tarea interna. Se han realizado gestiones para conseguir más presupuesto, el cual ha crecido entre 3 y 4 por ciento, aunque siempre se necesitará más. La UNAM está en tranquilidad; muestra de ello es que la reforma para restructurar el Consejo Universitario ocurrió en paz.
Pero también hay áreas de oportunidad, como impulsar un mayor aprovechamiento en licenciatura. De los estudiantes que recibimos en la FMVZ, de cada tres alumnos que ingresan uno no va a terminar la carrera por reprobación, rezago, problemas económicos o familiares; es un problema multifactorial. En términos de presupuesto es un gasto para la sociedad mexicana que invierte en la institución. Por ello debemos ofrecer salidas, terminales técnicas, dar un redondeo al alumno que terminó la mitad de los créditos de una carrera para que pueda salir e insertarse en el mercado laboral. Pueden pasar muchas cosas en cinco años (el promedio de duración de una licenciatura). Este esquema ya funciona en la Escuela Nacional de Estudios Superiores de León, Guanajuato, y debemos reproducirlo.
–¿Qué puntos de su plan de trabajo destacaría?
–La necesidad de fortalecer el estudio y obligatoriedad del inglés en bachillerato y depurar la calidad en la enseñanza en el nivel superior. Hay que asegurar que los profesores tengan un control de calidad, para ello el antídoto son exámenes departamentales, que asegura los mínimos de calidad.
Un punto trascendente es el envejecimiento de la planta académica. Las jubilaciones no son atractivas y mientras estamos activos como académicos de tiempo completo contamos con un seguro de gastos médicos mayores; si renunciamos se pierde. Hay que hacer cálculos, revisar si se puede mantener ese seguro y dar algún estímulo económico que compensaría el bajo monto de jubilación.