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Experto de Dinamarca dirige revisión de más de 160 investigaciones anteriores

Cuestionan beneficio de reducir la ingesta de sal para la salud

El trabajo desafía la postura tradicional de la Organización Mundial de la Salud

Otros especialistas están en desacuerdo con resultados de nuevo estudio

 
Periódico La Jornada
Jueves 10 de noviembre de 2011, p. 2

Londres, 9 de noviembre. Reducir el consumo de sal en las dietas de la población general no tendría un impacto positivo generalizado sobre la salud, según indica una revisión de más de 160 estudios científicos publicada el miércoles.

En un análisis que reactiva el debate sobre los efectos de la sal sobre la salud, expertos que escribieron en American Journal of Hypertension y la revista de Cochrane Library dijeron que la revisión sistemática sumó pruebas a la creciente evidencia que sugiere que los funcionarios deberían revaluar las políticas que aconsejan a todos un menor consumo de sal.

La revisión –que analizó los resultados de 167 estudios anteriores– reveló que si bien disminuir la ingesta de sal reduce la presión sanguínea en las personas con presión normal o alta, también genera aumentos en algunas hormonas y otros compuestos que pueden afectar negativamente la salud cardiaca.

Realmente no puedo ver, si se observa la evidencia total, alguna razón para creer que haya un beneficio neto de disminuir la ingesta de sal en la población general, dijo Niels Graudal, del Hospital Universitario de Copenhague, en Dinamarca, quien dirigió la revisión.

Se sabe que reducir el consumo de sal disminuye la presión sanguínea, pero la investigación aún debe demostrar si eso se traduce en una mejor salud cardiaca general en toda la población.

Pese a ello, muchos países cuentan con guías gubernamentales que piden a las personas reducir su ingesta de sal o sodio por bien de su salud a largo plazo.

La presión arterial elevada, o hipertensión, es una de las principales causas de accidente cerebrovascular (ACV), ataque cardiaco y otras enfermedades cardiovasculares, que en conjunto son los mayores factores de muerte en todo el mundo, ya que producen más de 17 millones de fallecimientos cada año.

“La pregunta no es si ‘deberíamos’ reducir la ingesta de sal, sino ‘cómo’”, dijo Graham MacGregor, profesor de medicina cardiovascular y presidente del grupo Acción Mundial sobre la Sal, quien dijo que está en gran desacuerdo con los hallazgos de Graudal.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ubica a la reducción del consumo de sal entre la lista de las 10 mejores medidas para disminuir las tasas de enfermedad crónica.

Francesco Cappuccio, jefe del Centro para la Nutrición de la Universidad de Warwick, colaborador de la OMS, coincide con MacGregor.

Según Cappuccio, el estudio difundido el miércoles no debería distraer nuestra atención de la aplicación de políticas de reducción del (consumo de) sal a nivel poblacional en todo el mundo, como indican los gobiernos nacionales, la OMS y Naciones Unidas.

Sin embargo, una serie de estudios que observaron recientemente el consumo de sal sugirieron que la evidencia de base para las políticas poblacionales de reducción de la ingesta de sal no sería tan fuerte como se pensaba inicialmente.

Una revisión anterior de Cochrane Library, realizada por investigadores británicos y publicada en julio, no halló evidencia de que disminuciones pequeñas en el consumo de sal reduzcan el riesgo de desarrollar enfermedad cardiaca o de morir prematuramente.

Y otra investigación de científicos belgas, publicada en mayo, indicó que las personas que ingerían mucha sal no eran más propensas a desarrollar hipertensión, y eran además estadísticamente menos proclives a morir por enfermedad cardiaca que aquellas con bajo consumo de sal.

Graudal dijo que sus resultados muestran que cuando la ingesta de sal es reducida, hay aumentos en ciertas hormonas y grasas conocidas como lípidos, que podrían ser dañinos si persisten en el tiempo.

Efectos a largo plazo

El experto añadió que dado que ninguno de los estudios en la revisión pudo medir los efectos sobre la salud a largo plazo, su equipo no pudo concluir si las dietas bajas en sal mejoran o empeoran los resultados sanitarios.

Graudal manifestó que el creciente número de estudios que cuestionan el beneficio neto del menor consumo de sal deberían llevar a los funcionarios de salud pública a revisar sus guías.

MacGregor rebatió la conclusión de Graudal sobre la falta de beneficio y dijo que la revisión claramente muestra una vez más que disminuir la ingesta de sal reduce la presión sanguínea.

Este estudio, contrariamente a lo que señalan sus autores, respalda la enorme evidencia de que reducir el consumo de sal será inmensamente beneficioso para prevenir ACV, ataques cardíacos e insuficiencia cardiaca, indicó en un comunicado enviado a Reuters.