La secretaria de la Comisión de Salud de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF), Rocío Barrera Badillo, aseguró ayer que la ciudad de México registra un crecimiento preocupante en las tasas de suicidio entre jóvenes menores de 25 años, a grado tal que se estima que en lo que va del año han crecido en 50 por ciento.

En entrevista, la legisladora perredista destacó que una de las explicaciones a esa problemática social está en la desintegración familiar. Actualmente se vive un distanciamiento entre padres e hijos; ya no hay convivencia de los jóvenes y los niños con sus papás y se generan situaciones como la baja autoestima, las conductas antisociales, la proclividad a la delincuencia, la drogadicción, que llevan en muchos casos al suicidio.

Otro, dijo, es la depresión entre los adolescentes, porque muchos ven que después de tantos años de estudio, de lograr con muchos esfuerzos salir de la universidad, se enfrentan al hecho de que no pueden conseguir empleo, y eso también los orilla al suicidio.

Todo eso –añadió– se ha convertido en un problema de salud pública, a grado tal que constituye la segunda causa de muerte en el Distrito Federal entre ese sector de la población.

Por ello, pidió que instituciones como las secretarías de Salud y de Educación de esta capital emprendan a la brevedad campañas de prevención en las escuelas de esta capital para alertar acerca de esa situación a los menores de edad; asimismo deberá impartirse a partir del tercer grado de primaria, con énfasis en secundaria y bachillerato.

“Creo que así como lo hacen con el bulliyng, con la educación sexual, con el riesgo de contraer VIH, así también debería ya estarse difundiendo la problemática de los suicidios entre los jóvenes, para que se pueda frenar ese grave problema”, añadió Barrera Badillo.

Al citar los números, la diputada local expresó que de acuerdo con datos del Intituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en 2009 se registraron 60 muertes de ese tipo entre menores de edad, y de ese total nueve se dieron entre personas de 10 a 14 años, y 51 más entre los de 15 a 25.

El año pasado, explicó, las cifras llegaron a 48, y en el periodo de enero a noviembre se estima que los casos fueron 70.

Rocío Barrera consideró que la educación y la salud son factores determinantes para el desarrollo de los niños y jóvenes en esta capital, por lo que es necesario fomentar programas que estén ligados a la atención de los mismos, con la finalidad de reducir en gran medida los altos índices de muertes originadas por enfermedades mentales, depresiones y ausentismo en el seno familiar.