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Penultimátum

Iñaki Urdangarin y Valeria Domínguez, ¿pero qué necesidad?

¿P

ero qué necesidad tenía de clavarle una espina más a la corona española? ¿Creyó que formar parte de la familia real era una invitación a hacer negocios, turbios algunos? Nos referimos al jugador de baloncesto Iñaki Urdangarin, flamante duque de Palma al casarse con Cristina, una de las hijas del rey. A Iñaki, deportista coronado por la fama y estudios en la universidad del Opus Dei, gracias a ese matrimonio se le abrieron las puertas para obtener trabajo a gusto y bien remunerado y así no depender del dinero de su princesa, que vive a expensas de lo que el Estado español, es decir, los ciudadanos, da a la casa real. Este año, 12 millones de dólares libres de comprobación.

Pero un día aparecieron los negocios fáciles a la sombra del poder, en este caso del Partido Popular (el equivalente del PAN mexicano) que gobierna en la comunidad valenciana y en la de Baleares. Y a través de un instituto sin fines de lucro, presidido por el duque, vinieron los contratos para organizar extraños foros sobre turismo y deporte. Las utilidades fueron millonarias en euros y parte de ellas desviadas a un paraíso fiscal. En otros casos, lo que se prometió organizar nunca tuvo lugar. El duque asegura que todo lo hizo dentro de la ley y así lo demostrará. Muy distinto piensan los que investigan sus negocios a través de su instituto, cortina de humo para evitar sospechas y apoderarse del dinero público a través de facturas infladas, falsas o inexistentes, entre otras cosas. Este escándalo es un nuevo golpe contra la familia real española, a la que sus súbditos le asignan cada vez más una nota menor en cuanto a respeto y preferencias.

Tampoco tenía necesidad Valeria Domínguez de meterse en negocios turbios. Ella es una admirada reina de belleza de Colombia y declarada el cuerpo más saludable entre todas las participantes. También exitosa diseñadora y actriz. Una de sus telenovelas Los caballeros las prefieren brutas, alcanzó alto rating en la televisión de paga en Latinoamérica. Hasta el consagrado director Jorge Alí Triana la invitó a participar en su película Esto huele mal. Pero este título parece referirse al drama que ahora envuelve a Valeria: recibir dinero de un programa gubernamental diseñado por el ex presidente Álvaro Uribe para entregar subsidios agrícolas a pequeños y medianos productores, pero que, de forma fraudulenta, terminaron también en manos de familias adineradas.

Valeria fue una de las beneficiadas, con 160 mil dólares. Y aunque la protagonista de la telenovela Hasta que el dinero los separe devolvió dicho importe tras destaparse el escándalo, fue acusada formalmente de los delitos de tentativa de peculado, por apropiación y falsedad en documentos.

Pero qué necesidad, como dice Juan Gabriel en una de sus canciones.