Alejandro Poiré Romero se convirtió anoche en el quinto secretario de Gobernación de esta administración, tras la muerte de José Francisco Blake Mora en un accidente aéreo. Como la mayoría de los integrantes del gabinete, pertenece al grupo de colaboradores jóvenes a quienes distingue su amistad con el presidente Felipe Calderón y una breve trayectoria en el servicio público.

De cara a las elecciones de 2012, quien estuviera apenas dos meses al frente del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen), declaró estar convencido de la fortaleza de las instituciones electorales, pero advirtió que no podemos dar esto por hecho. Con gesto adusto, Poiré llamó a los actores políticos a apuntalar nuestra democracia día con día, tomando las decisiones pendientes y cumpliendo cada quien con sus obligaciones en un marco de pleno respeto a la autoridad electoral.

Con este movimiento, Calderón se ubica como el presidente que más cambios ha efectuado en su gabinete legal –24 en total– de los últimos cuatro sexenios. El llamado gabinetazo de Vicente Fox Quesada fue el que menos modificaciones tuvo, con 20, seguido del de Carlos Salinas de Gortari, 22, y el de Zedillo, 23.

A las siete y media de la noche, el michoacano entró al salón Adolfo López Mateos de Los Pinos acompañado de Poiré y de sus escoltas del Estado Mayor Presidencial. A diferencia de otras ocasiones, no atestiguaron el anuncio los miembros de su equipo cercano, la vocera Alejandra Sota, ni su secretario particular, Roberto Gil Zuarth, quien se ubicaba en la lista de posibles sucesores de Blake junto con Luis Felipe Bravo Mena.

El relevo lo hizo el Presidente seis días después de que cayera el helicóptero donde viajaban el secretario de Gobernación y siete personas más, una historia que ya se había vivido hace tres años cuando falleció Juan Camilo Mouriño. Lo primero que hizo el mandatario federal fue defender categóricamente el nombramiento de quien, afirmó, cuenta con los conocimientos y experiencia necesarios para desempeñar eficazmente el alto cargo encomendado.

Se mostró confiado en la capacidad de interlocución del funcionario –de 40 años de edad– para que los comicios de 2012 se desarrollen en un clima de paz, respeto y plena legalidad. Y argumentó que fue determinante el profundo conocimiento de Poiré en materia de seguridad, ya que el crimen es la mayor amenaza para la sociedad, los ciudadanos y las instituciones democráticas.

El ahora responsable de la política interior del país nació en 1971. Su carrera en el servicio público se limita a este sexenio, en el que ha sido director general de Análisis Político de la Oficina de la Presidencia. En Gobernación fue comisionado para el Desarrollo Político, coordinador de asesores y subsecretario de Población, Migración y Asuntos Religiosos. Es muy cercano a Sota, coordinadora de comunicación social de Los Pinos, a quien hace dos meses –cuando fue designado director del Cisen– llamó compañera, amiga y maestra. Ambos estudiaron ciencia política en el ITAM. Poiré es también doctor en esa especialidad por la Universidad de Harvard y fue director de Prerrogativas y Partidos Políticos en el Instituto Federal Electoral (IFE).

Durante poco más de un año tuvo la encomienda de defender mediáticamente la estrategia de seguridad del gobierno del presidente Felipe Calderón. En ese periodo hizo declaraciones polémicas, como cuando consideró un mito que México fuera un país violento o rechazó tener conocimiento del operativo estadunidense Rápido y furioso, aunque terminó por reconocer que sí, pero no sabía del trasiego de armas.

Poiré Romero agradeció este reconocimiento y le ofreció al Presidente contar con todo su esfuerzo para seguir contribuyendo a la estrategia que valientemente ha encabezado su gobierno. Dijo conocer el ámbito electoral como académico, servidor público y miembro del Partido Acción Nacional (PAN).

Declaró saber que su llegada a la Secretaría de Gobernación se da en un entorno doloroso y que para muchos mexicanos ha generado desconcierto. Prometió hacer su mejor esfuerzo por emular el ejemplo de compromiso, de visión de Estado y de esfuerzo cotidiano de sus antecesores.

Antes, Calderón lo instruyó a promover el diálogo con los poderes de la Unión para avanzar en las reformas pendientes, lo mismo que con los gobernadores, así como dar celeridad a la implementación de la reforma en materia de seguridad y mantener cercanía con los ciudadanos.