Se realiza la jornada final del Encuentro Académico y Artístico Veracruz también es Caribe
La historiadora del arte y fundadora del Ivec manifiesta su enorme amor por la negritud
y esa región
El poeta cubano Roberto Fernández Retamar dictó una conferencia sobre José Martí
Sábado 19 de noviembre de 2011, p. 3
Veracruz, Ver., 18 de noviembre. El homenaje a la historiadora del arte Ida Rodríguez Prampolini y la conferencia magistral Martí y el Caribe, impartida por el poeta cubano Roberto Fernandez Retamar marcaron –el pasado miércoles– la inauguración del Encuentro Académico y Artístico Veracruz también es Caribe, en la sede del Instituto Veracruzano de Cultura (Ivec).
Las actividades de ese foro, que incluye mesas redondas, exposiciones y presentaciones de libros concluyen este sábado.
El jueves, por ejemplo, se inauguró el Encuentro de son tradicional veracruzano de raíz cubana, con la realización de un foro artístico que reunió a soneros, músicos y bailadores de esta manifestación cultural y, entre los grupos, se presentaron Son Clave Azul, Son como Son, La Trova Jarocha Clave de Oro y Son de la Loma.
En el reconocimiento a Ida Rodríguez Prampolini, ésta compartió un texto que fue leído por una de sus su nietas: “Cuando a una le reciben de esta manera en su tierra, realmente no sé cómo yo he amado a Veracruz profundamente y he tratado de hacer lo que he podido por la educación del estado. Después de que el gobernador Fernando Gutiérrez Barrios me llamó para fundar el Ivec, trabajé intensamente por esta institución. Después, cuando terminé mi periodo, vi con enorme tristeza la decadencia en que los nuevos directores pusieron este instituto. Se acabaron las casas de cultura, se acabó la educación, se acabó este proyecto Veracruz también es Caribe, que fue uno de mis más queridos que hicimos con Luz María Martínez Montiel, a quien le agradezco haber colaborado tanto conmigo. Esto era para nosotros como estar realmente dentro del mundo que nos corresponde, que es más el Caribe que el resto del país. Por lo menos así lo siento.
“Cuando voy a Cuba, a Haití o alguna de las islas, ahí siento mi pertenencia. Soy mucho más caribeña que mexicana. No sé qué tiene el Caribe, mi abuela vino con Martí, fundó las casitas de Baire para obtener dinero para la revolución. Mi padre nació en México, casualmente mientras mi abuelo estaba por Zacatecas, después lo llevaron a México, y al triunfo de la revolución la familia regresó, y mi papá hizo sus primeros 15 años de estudio en La Habana. Después quedó huérfano y un tío mexicano, casado con una hermana de mi abuela, lo trajo a México.
“Mi madre tampoco nació en Veracruz, era de origen italiano, vino también a los 15 años y he conocido muy pocas personas que amen tanto al puerto como mis padres; ellos me enseñaron todo lo que tiene de valioso. Éramos casi los únicos niños que iban a jugar al barrio negro que estaba a dos cuadras de mi casa, al barrio de La Huaca, donde había unas maravillosas mujeres con paliacate en la cabeza que se mecían en unas mecedoras y nos contaban a los niños cuentos maravillosos. La gente bien de Veracruz decía: ‘¡Cómo es posible que el doctor Rodríguez deje a sus hijas ir a jugar con los negros!’ Pero esa fue mi niñez, acompañada siempre de los habitantes del barrio negro.
Después, ellos me postularon a reina del carnaval y gracias a todo lo que trabajaron, me nombraron y según ellos era yo su reina, no la reina de Veracruz. Así que ese amor enorme que yo tengo, no nada más por la negritud sino por todo el Caribe es lo que quise mostrar en este seminario Veracruz también es Caribe. Desgraciadamente a los nuevos directores que llegaron aquí a dirigir el Ivec no les pareció importante y lo convirtieron realmente en una especie de pachanga carnavalesca y se les olvidó lo que es verdaderamente básico, saber la cultura que nos une, estudiar por qué somos hermanos, saber por qué es tan importante para Veracruz tener como frontera el mar y el Caribe: yo quiero pedir a mi nieta Andrea Goeritz que por favor lea el artículo que leí el día de la inauguración de Veracruz también es Caribe, hace 19 años.
El mar como frontera
En 1992, Ida Rodríguez Prampolini, en su carácter de directora del Instituto Veracruzano de Cultura, dijo en un encuentro similar al que ahora sirvió de marco a su reconocimiento: “Por dos años consecutivos, el Ivec convocó a encuentros internacionales que reunieron a investigadores y estudiosos de las relaciones de México con el Caribe. Partíamos de la convicción de que la cultura del Puerto de Veracruz y zonas aledañas estaba profundamente ligada con la cultura del Caribe. Estos coloquios que llevaron el título Veracruz también es Caribe reivindicaron al mar como frontera y pusieron al descubierto una serie de características y modalidades, un mismo pasado histórico que nos emparenta con los pueblos caribeños. Estas investigaciones culminaron con la creación de un Centro de Estudios del Caribe que si no ha podido ofrecer suficientes frutos es por falta de apoyo presupuestal y no porque nuestro enfoque esté equivocado. Hoy gracias al programa implementado por el señor gobernador, Veracruz en la Cultura, Encuentros y Ritmos, hemos logrado hacer este encuentro ahora internacional, invitando a los intelectuales más connotados en los estudios caribeños con la finalidad de aclararnos a nosotros mismos, los veracruzanos de la costa, nuestra propia idiosincrasia. Con este primer propósito se estudiaron las coordenadas que nos unen al Caribe, en esta zona de Veracruz sucedió lo mismo que en el Caribe, la población indígena fue exterminada a pocos años de la conquista. Por ejemplo, Cempoala, la ciudad de Plata que vieron los españoles, desapareció por completo muy poco tiempo después a la llegada de los conquistadores.
“La mezcla con los negros traídos de África, a través de una de las más escandalosas formas de genocidio que el hombre jamás haya practicado, tuvo aquí en Veracruz un centro de distribución de esclavos que contribuyó a esta América mestiza. La economía de plantaciones, las relaciones administrativas y el comercio, especialmente el eje Mex-Ver-La Habana, se extiende hasta la mitad del siglo XIX, las formas arquitectónicas como las fortalezas, hospitales y construcciones civiles son testimonio de nuestra historia común, el intercambio de expresiones artísticas, especialmente musicales y dancísticas, nos emparentan de manera definitiva. El amago constante de los Estados Unidos sobre el Caribe, tiene también en Veracruz una triste historia que contar, desde el siglo XIX hasta la intervención militar en 1914. Sin embargo, no se limita a estos datos nuestro interés por el Caribe. Nuestras razones son más profundas. A diferencia de otras latitudes de nuestro propio país o el Perú por ejemplo, que según la clasificación del antropólogo brasileño Darcy, serían los pueblos testimonio, ya que la población y las culturas indígenas sobreviven, nosotros los veracruzanos caribeños de tierra firme podemos entrar en la denominación de pueblos nuevos, como los habitantes de las islas dolorosas del Caribe, como las clasificaba José Martí.
“Seguramente debido a la juventud de estos pueblos, hemos visto surgir desde la primera revolución de independencia en América Latina, la de Haití, hasta nuestros días, la esperanza de una alternativa que derribe el callejón sin salida en que nos tiene atrapados el capitalismo rampante con sus secuelas de hambre, destrucción ecológica mundial y sobre todo pérdida de los valores esenciales del hombre, su capacidad de sentir, de pensar y de crear. Las alternativas presentadas en el Caribe por muchos países, como formas sociales y culturales distintas, han sido violadas por la intervención nuevamente de los Estados Unidos, como fueron los casos de Nicaragua y Granada, por nombrar únicamente a las más recientes. Cuba, arquetipo de pueblo joven, el único que logró una nueva propuesta de democracia, en donde todos tienen acceso a la salud, a la educación y la cultura, sigue ‘por el infame bloqueo y amenaza de ser invadida por el monstruo implacable. Hoy justamente partirá de Veracruz el barco Va por Cuba, que el pueblo de México envía en señal de hermandad…”
En la semblanza sobre la historiadora que leyó Francisco Morán, se dijo: Sin duda alguna este monumental trabajo realizado por nuestra homenajeada, ha sido sustentado por un pensamiento profundo y amplio, firmemente arraigado en una concepción vital, orgánica, congruente, de preocupación por el ser humano y su educación
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A decir de Félix Báez Jorge: La clave que define la hondura del pensamiento y el compromiso social de Ida Rodríguez Prampolini es el humanismo. En su versión del mundo (construida a partir de las coordenadas de la justicia, la tolerancia y la igualdad), la humanización de la ciencia y la tecnología opera como referente primado para cuestionar las hegemonías imperiales, la masificación alienante
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