De acuerdo con una estimación alternativa, elaborada por el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), los jóvenes que no estudian ni trabajan en México suman 400 mil 398, y no los 7.8 millones que revela la Encuesta Nacional de Juventud 2010, cifra que, incluso, reporta un incremento de por lo menos 300 mil personas en esta situación en comparación con datos de 2005.

Al aplicar lo que denominaron la teoría del hogar, en el que las actividades domésticas tienen un valor en el mercado y, por tanto, deben ser consideradas como ocupación, aunque no se reciba salario, Annette Santos del Real, directora general adjunta del INEE, enfatizó que en nuestro país prevalece una imagen estereotipada, alarmista y descalificadora de la juventud.

Al presentar en conferencia de prensa los resultados del informe La educación media superior en México, indicó que a juicio del INEE, las altísimas cifras de jóvenes que no estudian ni trabajan, y que se han estado difundiendo en meses recientes, no hacen sino ofrecer una imagen alarmista.

Esto, luego de la controversia suscitada en 2010 sobre el número real de jóvenes que no estudian ni trabajan en el país, en la que el rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, José Narro, reveló que eran 7.5 millones, mientras la Secretaría de Educación Pública insistió en que sumaban 280 mil, aunque a finales de ese año rectificó que eran más de 7 millones. Sin embargo, la semana pasada el Instituto Mexicano de la Juventud, dependiente del gobierno federal, elevó la cifra a 7.8 millones de jóvenes que no estudian ni trabajan.

En nuestro país, agregó, pareciera que los jóvenes sólo pueden hacer dos cosas: estudiar o trabajar. Afirmó que de los 6.6 millones de “aparentes ninis” que arroja la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) 2010, al menos 4.6 millones de se dedican a labores del hogar, que es una forma de empleo no remunerado. Yo les pido que ustedes decidan qué debemos entender por ocupación.

Tras insistir en que este grupo poblacional, mayoritariamente femenino, no puede ser considerado nini, añadió que no podemos caer en un escenario tan alarmista. Las cifras ofrecidas por el INEE, insistió, son resultado de una concepción más amplia de lo que se debe entender por trabajar.

La idea de trabajo es ésta: si no realizo la limpieza en mi casa, si no hago la comida, cuido a los niños y tuviera que contratar a alguien para que se hiciera cargo de esas labores, esa función social tan relevante tendría que pagarla. Ése es el criterio amplio de trabajo. Esas personas dedicadas a los quehaceres del hogar, que hacen la comida, cuidan a la familia y ven que se generen todos los bienes y servicios para que esa familia esté bien, a eso le estamos llamando trabajo.

Héctor Robles, director de Indicadores Educativos del INEE, afirmó que el concepto empleado parte de un enfoque macro y microeconómico al considerar los esfuerzo que realizan las oficinas estadísticas del mundo para contabilizar el trabajo que se realiza en casa, no asalariado.

Esta visión, agregó, se basa en la teoría del hogar, de considerarlo como una unidad que produce bienes y servicios; es decir, si no lo hago, puedo pagarlo, pero lo hago con activos económicos, que es algo escaso y produce valor, concluyó.