Relax y algo más
ada vez que puedo encontrar alguien a quien le guste la música sin etiquetas y puedo cambiar impresiones sin el disfraz de sabio es para mí digno de anotarlo en mi agenda, por supuesto con la fecha correspondiente. Así me pasó recientemente con dos nuevos cuadernos. Uno vende discos, pero no voy a dar su nombre ni la ubicación de su local, porque en vez de beneficiarlo puedo perjudicarlo; sin embargo, vende lo que desde mi punto de vista son joyas.
Acabo de comprarle La herencia y los números uno y dos de Machito El Padrino: historia musical, y escribo esta nota agasajándome con estos tres ejemplos de buena música. Ojalá todos los que presumen de conocedores se dieran una vuelta por donde voy a merecer
para personalmente llevarlos con mi ñerito. Los tres discos que ya enriquecen mi colección se grabaron en 1950, así que otra etiqueta cae porque lo de jazz latino no es conmigo.
En Neza hay una estación que los domingos trasmite, de las 13 a las 15 horas, un programa que conduce José Luis Briseño y la música está para agasajarse. La estación se llama Relax y se encuentra en el 104.5 de FM, y el programa, Salsa y montuno. Lo de los conocedores va para todos los que tienen acceso a un programa o, mejor dicho, a un micrófono, dando rienda suelta a su protagonismo y, desde luego, a sus muy particulares intereses.
Siguiendo con mi cuate Briseño, me sorprendió su manera de hablar, así como su interés por figuras de antaño. Aquí me permito con toda sinceridad expresar mi gusto muy personal. Tuve la oportunidad de escuchar a una mayoría que hasta la fecha no me parecen magníficos: me parecen fuera de serie. Además, los tuve de compañeros y compartí tarima con varios que al paso del tiempo tuvieron sus 15 minutos de popularidad.
Sin embargo, hay soneros que yo admiro y no los traen a su debido tiempo. Uno de ellos se llama Tito Allen, a quien conocí en 1975 en Los Ángeles, cantando con Tito Puente, y gracias a Miguel Herrera actuó en fechas recientes en La Maraka. Déjeme decirle, mi asere, que según Melón debió venir al Distrito Federal antes que otros, no digo nombres para no ofender, pero como en gustos se rompen géneros y en petates etcétera, tengo que admitir que a cualquiera se le muere un tío y a mí ya no queda ninguno.
Pero déjeme decirle, mi nagüe, que gracias a Venus Rey –por cierto, en paz descanse– me tuve que exiliar y el 4 de julio de 1975 entré a territorio pecoso para encontrar que Tito Puente llegaría a Los Ángeles para hacer una temporada como parte de la inauguración de un nuevo club en North Hollywood. Como siempre, la temporada fue un éxito, y como cantante Tito Allen formaba parte de la orquesta, que me causó gratísima impresión. Hasta la fecha no me explico por qué no le tienen mayor reconocimiento y ningún empresario lo había traído a México. Así que permítame felicitar a Miguel Herrera por haber contratado a Tito Allen, que sigue cantando de aquellita
.
Más tarde Tito regresó a Los Ángeles con el Apolo Sound de Roberto Roena, haciendo mancuerna con Adalberto Santiago; también tuvieron gran éxito y el público la pasó chévere. Tito formó parte de La Típica 73, orquesta que a mí en lo particular me ponía a gozar en serio. Con ella, Tito grabó un disco que si mal no recuerdo se llama Salsa caliente, en el que demuestra sus dotes de inspirador que, según dicen los que saben, inspirando se conoce a un gran sonero. Además, en ese disco interpreta un bolero de Bola de Nieve con el título de Si me pudieras querer, que simple y sencillamente, según mi punto de vista, es algo que demuestra la calidad de este sonero.
Desde luego ha grabado muchos más, pero éste es un verdadero botón de muestra que tiene un acompañamiento de primera, un elenco de liga mayor: Sonny Bravo al piano, Taco Mesa y Mario Rivera en los saxos, Johnny Rodríguez, Nicky Marrero y Joe Grajales en las percusiones. Tengo que ofrecer disculpas porque me llegó el Alka-seltzer y no recuerdo los nombres del resto de esa orquesta que merecía mayor reconocimiento, así que perdón.
Así, mi querido enkobio, espero que localice el lugar donde vende mi nuevo ñerito y voy a decirle por qué no doy la dirección: tengo temor de que algún tipo con iniciativa trate de sacarle una feria y eso no me lo perdonaría. Pero si tiene tiempo dese una pasadita por Madero 31 a la hora de merecer
y con gusto lo acompaño al puesto de mi cuaderno que lo que tiene le va a gustar, pues no va usted a encontrar nada más que calidad. ¡Vale!