En un momento en que la economía mexicana comenzó a desacelerar su crecimiento, el ingreso de divisas por remesas, que apoya directamente la capacidad de consumo de las familias que las reciben, repuntó respecto de los niveles captados el año pasado, aunque sin llegar a los máximos registrados antes de la crisis, de acuerdo con datos divulgados este jueves por el Banco de México.

Entre enero y octubre de este año las remesas familiares sumaron 19 mil 191 millones de pesos, 7 por ciento más que en el mismo periodo de 2010, cuando representaron un ingreso de divisas por 17 mil 935.4 millones de dólares, reportó el banco central.

En octubre pasado las remesas alcanzaron mil 911.5 millones de dólares, 10.4 por ciento más que en igual mes del año pasado.

El monto de remesas de octubre de este año fue inferior a los del par de meses precedentes: 2 mil 134.6 millones de dólares en agosto y 2 mil 84.6 millones en septiembre, según los datos divulgados por el banco central.

La recuperación gradual en el mercado laboral de Estados Unidos está impulsando el crecimiento de las remesas hacia México, que se mantendrá en los meses siguientes, opinó Rafael Camarena, analista de Santander.

Convertido a pesos, el ingreso por remesas alcanzó en los primeros 10 meses del año 25 mil 695.5 millones, 19.2 por ciento más que lo obtenido, también en pesos, en el mismo periodo de 2010.

La depreciación en el valor de cambio del peso frente al dólar es un factor que favorece a las familias receptoras de remesas en México, comentó Janneth Quiroz, analista del banco Ve por Más.

De alguna manera, esa ganancia cambiaria ha compensado el menor monto enviado en dólares. El envío de remesas al país ha permanecido en niveles bajos a consecuencia de las malas condiciones del mercado laboral y del sector de la construcción en Estados Unidos, que es el que demanda mayor mano de obra de mexicanos, añadió la analista.

El ingreso mensual de divisas por remesas no ha retornado a los niveles previos a la crisis de 2009 –en octubre de 2008 las remesas fueron de 2 mil 636.6 millones de dólares–, aunque se comienza a observar una recuperación gradual en este flujo de fondos a las familias mexicanas, aun cuando el endurecimiento de las políticas antinmigrantes en algunos estados del país vecino del norte y la débil recuperación del empleo en aquél ha reducido el flujo neto de emigrantes.

En Estados Unidos, la crisis económica que estalló a mediados de 2008 provocó la pérdida de cerca de 8 millones de empleos, de los cuales se ha recuperado hasta ahora sólo una quinta parte. Esto, combinado con el hecho de que una de las actividades más afectadas por la crisis en aquella nación es la industria de la construcción –uno de los sectores en que más se emplean los trabajadores mexicanos–, reduce los incentivos para emigrar, de acuerdo con BBVA Bancomer, principal pagador de remesas en México.

Una de las razones detrás de la recuperación que comienza a mostrar el flujo de remesas hacia México es que los migrantes que permanecen en Estados Unidos han buscado ocupación en un sector distinto al que los empleaba antes de la crisis o bien se han traslado a otro estado para buscar empleo, según un reporte de BBVA Bancomer sobre la migración mexicana en Estados Unidos, publicado hace una semana.

Entre el cuarto trimestre de 2009 y el tercero de 2011, el número de empleos en Estados Unidos aumentó en 1.33 millones, de acuerdo con datos del Departamento del Trabajo de ese país. En ese mismo periodo, el número de puestos de trabajo entre la población de origen hispano se elevó en 688 mil, es decir, 52 por ciento del total de empleos generados.

Es decir, poco más de la mitad de los nuevos empleos generados en Estados Unidos desde finales de 2009 ha sido para la población de origen hispano.

Los migrantes de origen mexicano han obtenido 226 mil 100 de esos empleos. Esto es, 17 de cada 100 nuevos empleos han sido para ciudadanos de origen mexicano.