Participan 156 personas en Sueño de una tarde dominical...
Verónica del Pino, artista visual chiapaneca, encabeza el proyecto
Lunes 5 de diciembre de 2011, p. a11
Los personajes de uno de los más celebrados y lúdicos murales de Diego Rivera, Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central, cobraron vida la tarde de este domingo en el Jardín Hidalgo, de Coyoacán, para conmemorar el natalicio del pintor mexicano, en su 125 aniversario.
En el marco de actividades del ¡Sono Fest! festival de música y sonoridades Diego Rivera en Coyoacán, se reunieron en el Jardín Hidalgo decenas de voluntarios seleccionados con anterioridad para representar en vivo el mural de Rivera, en el que el pintor mexicano plasmó de manera artística y con visión política una síntesis de 400 años de historia de nuestra nación.
En homenaje al maestro Diego Rivera, es la segunda ocasión que se realiza dicha representación. La primera se llevó a cabo el año pasado en la ciudad de Tijuana, en la que participaron 90 personajes, número que se incrementó para esta ocasión a 156 personajes, detalló la fotógrafa y artista visual chiapaneca Verónica del Pino, radicada en Tijuana desde hace 11 años, creadora de la idea original y quien encabeza el proyecto.
El mural Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central integra 75 personajes de nombres y apellidos reconocidos y más de 125 representativos de varias épocas, desde la Conquista, pasando por la Colonia, la Independencia, el Porfiriato y la Revolución, hasta las primeras décadas del siglo XX.
Una parte icónica del fresco se encuentra en la parte central donde se aprecia al propio Diego Rivera de niño, tomado de la mano de La Catrina y a un lado de ésta el reconocido grabador José Guadalupe Posada, quien Rivera reconocía como uno de sus maestros.
Resaltan de igual manera, en la parte superior, los rostros de Benito Juárez, Porfirio Díaz, Emiliano Zapata y Francisco I. Madero, personajes históricos junto a los cuales igual se reúnen figuras como sor Juana Inés de la Cruz, Frida Kahlo, Agustín de Iturbide, Ignacio Manuel Altamirano, Maximiliano de Habsburgo, Carlota, fray Juan de Zumárraga, Antonio López de Santa Anna, Winfield Scott, Victoriano Huerta, Hernán Cortés, entre muchos otros; además de mezclar distintas clases sociales, la burguesía, el clero, los campesinos y los indígenas.
El mural de Rivera, pintado en 1946-47, se hizo célebre no sólo por plasmar una visión política, social e histórica, sino también porque Diego pintó a Ignacio Manuel Altamirano El Nigromante, quien aparece junto a la frase: Dios no existe
, la cual fue censurada. En esta representación en vivo, comentó Del Pino y en la fotografía panorámica que se tomará si aparecerá dicha frase.
Durante la mañana y tarde del domingo los voluntarios seleccionados –previa convocatoria vía Facebook y posterior casting– se reunieron en el Jardín Hidalgo para maquillarse, ponerse el vestuario y luego ser fotografiados de manera individual o en pequeños grupos por Verónica del Pino.
Guadalupe Rivera Marín, hija del pintor, presente en el acto, comentó que su padre estaría feliz de ver cómo su mural cobra vida aquí en Coyoacán; su visión política, plasmada hace más de 80 años, continúa vigente, denunciando la represión, la pobreza de los pueblos, que igual se refleja en el desempleo y la gran acumulación del imperialismo económico que ocurre actualmente
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Tras las sesiones fotográficas los personajes fueron trasladados en caravana de turibuses hasta la explanada del Museo Diego Rivera Anahuacalli, donde finalmente se fueron acomodando uno a uno, ofreciendo cada quien una breve semblanza o comentario del personaje en cuestión, para que finalmente, teniendo como telón de fondo un decorado pintado por Alfredo Gutiérrez, se tomara la fotografía panorámica, la cual se calcula que abarcó entre ocho y diez metros.
Con el auspicio del Museo Diego Rivera Anahuacalli y el apoyo del INBA para el vestuario, la fotógrafa y artista visual destacó que este proyecto es también un movimiento social por la entusiasta participación de cientos de personas ávidas de formar parte de un proyecto cultural, considerando que el arte no sólo es para ver, sino para participar en él
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