Mauricio Marichal, de 30 años de edad, acudió el pasado viernes a la vivienda de su tía, la actriz y promotora cultural Julia Marichal, que estaba desaparecida desde el 12 de noviembre. Fue acompañado por la policía, que a petición de la misma familia, buscaba rastros del paradero de la mujer de 67 años.

La tarde del 9 de diciembre el estudiante universitario pasó de ser una de las personas más cercanas a la actriz, por su colaboración en la organización de un acervo bibliográfico con una beca del CNCA, al sospechoso del homicidio de su tía, quien apareció en la la cisterna de su casa, ubicada en la delegación Magdalena Contreras.

Ni llores, esas lágrimas son de culpabilidad, le exigió una mujer que hacía la diligencia en el lugar, tras notificarle que habían encontrado a Julia Marichal. En ese momento sintió que había sido juzgado y sentenciado.

En entrevista con La Jornada, su madre, María Luisa Cancino, denuncia que la procuraduría capitalina ha cometido diversas irregularidades en el procedimiento de detención y arraigo de Mauricio Cancino, lo que hizo que la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF) abriera una queja por este caso.

Fue trasladado con engaños a la agencia del MP en calidad de testigo y ya ahí se le señaló como sospechoso del homicidio sin que hasta ayer se formalizara la acusación en su contra. Al presentarlo para declarar, apenas el martes, se reservó su derecho a hacerlo por recomendación de su abogada, porque el documento que le pedían firmar no tenía fecha, no se especificaba cuál era el delito del que se le acusaba y carecía de datos elementales. La respuesta de la agente Ministerio Público fue romper el papel, explica la señora.

Detalla que no fue hasta cinco días después de su detención que su abogada pudo tener contacto con él en el centro de arraigos de la procuraduría capitalina. Se le ha negado ver el expediente, los cargos, o conocer los elementos por los cuáles se le acusa. Toda la información que la familia sabe es lo que la procuraduría capitalina ha dado a conocer en los medios de comunicación.

La familia tiene otra impresión, dice. No sólo porque Mauricio siempre ha sido un muchacho que se ha dedicado a estudiar (dos carreras), a la música y distintos proyectos culturales, sino porque ellos tienen mayor información sobre otras áreas de investigación, como el saqueo que presentaba la casa de la actriz, que nadie se ha molestado en aclarar, como la versión de que se negó a que revisaran la cisterna. No fue así. Aún no sabíamos si Julia había viajado a Puebla, como dijo en el último contacto que se tuvo de ella, y no sabíamos cómo podría reaccionar si a su regreso encontraba su casa allanada, donde está el acervo histórico de Juan de la Cabada.

Ayer, cientos de estudiantes de la UAM y la UNAM exigieron, mediante desplegados, que se haga justicia en el caso para que no se señale injustamente a su compañero, a quien describen como un buen estudiante, un excelente músico y partícipe de las causas progresistas del país.