El control de la mesa directiva de la Cámara de Diputados se encontraba ayer en el limbo. La propuesta del Partido de la Revolución Democrática (PRD) de instalar en esa posición a Guadalupe Acosta Naranjo resultaba inadmisible para la bancada del Revolucionario Institucional (PRI). La animadversión priísta contra el representante de la corriente Nueva Izquierda deviene de las acusaciones discursivas y denuestos de éste contra Enrique Peña Nieto y los legisladores afines al ex gobernador mexiquense y precandidato presidencial.

Acosta, quien perdió la contienda electoral por la gubernatura de Nayarit y ahora pretende ubicarse en la posición de mayor responsabilidad en San Lázaro, ha calificado a Peña Nieto de diputado 501, y al referirse a los priístas del estado de México los ubica despectivamente como el grupo Toluca, encabezados por Emilio Chuayffet y Francisco Rojas Gutiérrez.

Como no sucedió a lo largo de la actual legislatura, Acosta Naranjo se sumó a los trabajos de las principales comisiones legislativas –tras haberse incorporado a la Cámara de Diputados, después de su frustrada incursión en una elección abierta– e incluso desplazó de la de Puntos Constitucionales a su compañera Dina Herrera Soto, cuando ésta se opuso a la relección legislativa, propuesta impulsada por el nayarita hasta sus últimas consecuencias.

A partir de octubre, y cuando ya se sabía que el PRD ocuparía la mesa directiva del 16 de diciembre al 30 de abril, Acosta figuró en los principales debates y discusiones políticas aprovechando que Alejandro Encinas trabajaba en el proceso de selección de candidato presidencial por el movimiento de izquierda.

Fue tal su afán de protagonismo, que desde la tribuna camaral y en sus participaciones en comisiones optó por denostar a sus oponentes políticos –sobre todo al PRI– sin reconocer que él había participado en negociaciones con el Partido Acción Nacional. Tal posición le granjeó rechazo entre una cantidad considerable de diputados del tricolor, en especial de su cúpula.

A pesar de la defensa que su coordinador y presidente de la Junta de Coordinación Política, Armando Ríos Piter, ha emprendido para impulsarlo a la mesa directiva, Acosta se encuentra atrapado entre la urgencia de reflectores y el control de recursos públicos y el rechazo tácito de priístas, pevemistas, petistas y muchos perredistas.

Entre sus posiciones contra Enrique Peña y por derivación antipriístas, que le han valido hasta ahora la negativa a respaldarlo, se encuentran las siguientes intervenciones en la tribuna del salón de sesiones:

Participación en materia de reforma política, el 27 de octubre: “qué lástima que la soberbia y el diputado 501, el diputado Peña Nieto, se haya negado a que se ampliara la democracia en este país... han buscado artimañas legales, chicanadas, para evitar que un tema de esta profundidad se discuta y se debata”.

Participación en materia de reforma política, el 3 de noviembre: han dicho aquí que ha corrido mucha sangre por el tema de la relección. No sean demagogos, compañeros. No corrió un solo centímetro de sangre por el tema de la relección legislativa. El constituyente del 17 la consagró. Fue en la fundación del Partido Nacional Revolucionario cuando ustedes la quitaron y ampliaron el periodo (presidencial) de cuatro a seis años (...) Fue para consolidar el presidencialismo viejo y arcaico que hoy están protegiendo.

La definición de la persona que ocupe la presidencia camaral ocurrirá este jueves. También se perfila con fuerza la permanencia de Emilio Chuayffet, quien se ha dado a la tarea de renovar durante la última semana la secretaría general y al encargado del área de comunicación social.