El llamado del presidente Felipe Calderón a depurar las corporaciones policiacas e instruirlas en el respeto a los derechos humanos es un reconocimiento tardío de que su estrategia de seguridad pública fue errónea y no respeta el derecho fundamental a la vida, como demuestra el hecho de que el número de homicidios dolosos haya aumentado en el reciente año, señalaron activistas de organizaciones sociales.

Adrián Ramírez, presidente de la Liga Mexicana por la Defensa de los Derechos Humanos, dijo que la depuración y capacitación de las policías es una labor que el Ejecutivo federal tendría que haber realizado desde el principio de su administración, pero le dio prioridad al Ejército, en detrimento de la seguridad civil.

Se trata de un reconocimiento tardío de Calderón de que su política de seguridad estuvo equivocada, y para colmo la quiere legitimar como si estuviera haciendo un gran esfuerzo. No es posible que se cuelgue medallas por enviar casos del fuero militar al civil, pues eso es lo que marca la ley, es su obligación constitucional, dijo.

El carácter fallido de la guerra contra el crimen organizado –aseveró– queda demostrado con las propias cifras del gobierno, en las que se habla de un incremento de 11 por ciento en la cantidad de homicidios dolosos ocurridos el año reciente.

Con esas estadísticas, se demuestra que no se ponderaron los mecanismos para combatir la delincuencia respetando el derecho a la vida. Esta situación pone en riesgo a la población en general, y con la lógica de que combate con energía a los criminales, busca legitimar su violencia y encima nos avisa que todavía nos falta más.

Rocato Bablot, integrante del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, coincidió en que el anuncio del mandatario es una respuesta tardía a la crisis de derechos humanos que vive el país, y probablemente un recurso propagandístico con fines electorales.

Creemos que en los últimos días ha cambiado su discurso por motivos políticoelectorales. Apenas reconoce la situación, cuando lleva cinco años sin admitir nada. Con esto se da ropaje a la postura oficial de que reconocen lo que está ocurriendo en el país, pero ocurre un poco tarde, porque los homicidios dolosos y otros crímenes ya han crecido de forma muy amplia, lamentó.

Si en lugar de declarar la guerra al narcotráfico hace cinco años, Calderón hubiera aplicado en su momento la política de depurar a las fuerzas de seguridad y escuchar la opinión de los especialistas y de la ciudadanía, habría combatido las causas reales de la inseguridad. Ahora, en el último año del sexenio, se ve difícil que pueda lograr lo que no hizo en los cinco años anteriores.