Lunes 19 de diciembre de 2011, p. 33
Querétaro, Qro., 18 de diciembre. En años recientes se han integrado a la capital queretana unos 10 mil indígenas provenientes de otros municipios y de otras entidades. Muchos llegaron para vender algún producto, pero al pasar los años decidieron radicar aquí.
Se les conoce como el séptimo barrio porque en el poblado de Santiago Mexquititlán, municipio de Amealco de Bonfil, est;an los otros seis que concentran la mayor población de indígenas ñañús en todo el estado.
Las colonias capitalinas con población indígena son Nueva Realidad, Las Margaritas y Unidad Nacional, en el poniente de la capital queretana. Eran asentamientos irregulares, pero los grupos étnicos han gestionado su regularización gradual.
También forman parte de este grupo familias indígenas que rentan cuartos en vecindades del barrio San Francisquito, colindante con el centro de la capital.
Diego Prieto Hernández y Alejandro Velázquez Hernández, investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), iniciaron en mayo de 2010 el estudio Indígenas en la ciudad, estrategias económicas, redes sociales y formas de intervención, a fin de conocer la situación económica, cultural y social de los indígenas que viven en la capital queretana.
Prieto Hernández, ex director del INAH en el estado, indicó que unos mil 500 ñañús que habitan la capital del estado son originarios de Santiago Mexquititlán y San Ildefonso, municipio de Amealco.
Los 8 mil 500 restantes son otomíes de los municipios de Cadereyta y Tolimán, Querétaro. También hay triquis, mixes y zapotecos procedentes de Oaxaca, huastecos y pames de San Luis Potosí, tzotziles y tzeltales de Chiapas, nahuas de Puebla y mazahuas del estado de México.
Ochenta por ciento de este grupo de 10 mil indígenas hablan lenguas autóctonas.
Propinas para la milpa
Diego Prieto explicó que se realizaron estudios y talleres con algunos indígenas, quienes explicaron que radicar en la capital queretana no implica dejar su lugar de origen.
Mientras algunos venden artesanías, dulces u otros productos, otros trabajan de albañiles u obreros, y unos más limpian parabrisas o piden dinero en los cruceros. Una parte de lo que obtienen lo envían a sus familiares para que siembren maíz u otros granos.
La mejor manera de sobrevivir es tener una pierna allá (en la comunidad) y otra aquí. Allá no hay ingresos pero hay maíz
, explica Prieto.