Al asegurar que las perspectivas de crecimiento de mediano plazo de México siguen siendo relativamente débiles en comparación con sus pares regionales y otros mercados emergentes y el producto interno bruto (PIB) apenas crecerá 3 por ciento en 2012, la calificadora Fitch previó que los bancos que operan en el país tendrán un impacto de bajo a moderado en sus activos y rentabilidad, dependiendo de la magnitud y extensión de la desaceleración económica el año próximo.

La firma difundió este viernes un análisis sobre las perspectivas de los bancos mexicanos para 2012, en el que calificó sus niveles de solvencia y liquidez como relativamente robustos.

Sin embargo, precisa que Fitch espera una reversión en esta tendencia, aunque relativamente moderada, por el impacto del deterioro del entorno sobre los deudores.

Mencionó que las calificaciones de los bancos extranjeros con presencia en México también podrían verse afectadas si sus matrices son degradadas, mientras que los bancos pequeños lo serían por presiones de liquidez.

Bancos como BBV Bancomer y Santander podrían resultar afectados en sus calificaciones por posibles bajas de sus matrices, mientras que los más sensibles a las condiciones económicas adversas son los bancos que se enfocan al financiamiento al consumo como Banco Azteca, Ahorro Famsa y Autofin debido a que tienen una base de costos no financieros más abultada lo que limita aún más su capacidad para sostener sólidas ganancias ante condiciones económicas adversas, detalló.

Los bancos de desarrollo, en cambio, mantendrán la misma calificación que registre México ya que cuentan con la garantía explícita del gobierno federal, en tanto que los regionales tendrán un comportamiento diverso dependiendo de su capacidad para mejorar sus perfiles generales de riesgo.

La calificadora aseguró que frente a esta fase de deterioro del ciclo económico su perspectiva para el sector bancario, en general, es estable y aunque las instituciones crediticias enfrentarán retos, están bien posicionados, por lo que espera ratificar las calificaciones que les ha dado hasta el momento. El capital de los bancos en México, indicó, sigue siendo sólido, respaldado por las utilidades acumuladas y menor ritmo de crecimiento de créditos.

Pero también criticó que la recuperación económica de México no se ha diversificado, la demanda interna se mantiene débil, hay una lenta recuperación de la confianza del consumidor, un débil crecimiento del empleo formal y en los niveles salariales, a lo que se suma un bajo nivel de intermediación financiera cercano sólo al 24 por ciento del PIB.