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Presenta su novela sobre el acoso a la mujer, desde la Inquisición hasta los feminicidios en Juárez

La esperanza de este país está en las mujeres: Eugenia Rico

Escribir Aunque seamos malditas, publicada por Suma de Letras, significó muchos años de documentación sobre las brujas en todos sus sentidos y épocas, explicó la autora

 
Periódico La Jornada
Martes 27 de diciembre de 2011, p. 2

Las mujeres seguimos siendo brujas, muchas veces perseguidas y asesinadas como en la época de la Inquisición. En México son los feminicidios; en España, la violencia doméstica, donde las mujeres muchas veces son asesinadas por aquellos a quienes más aman.

“Vengo a México con el libro Aunque seamos malditas; incluso el título cobra aquí su verdadero significado: no suena igual que en otros países, no suena ni a cuento ni a fábula. Suena bien real, y no es un título fuerte; en España sí lo consideraban así, pero aquí se queda corto”, dice la escritora Eugenia Rico (Oviedo, 1972) acerca de su nueva novela, publicada por Suma de Letras, cuya trama entremezcla dos caminos y dos tiempos: el acoso sexual en el trabajo, en el presente, y la quema de brujas en el siglo XVI.

“Hace años protesté en Madrid; hicimos cantidad de cosas contra los feminicidios en Ciudad Juárez, y casi que tengo ganas de preguntarte qué piensan las mujeres mexicanas de algo así. Es que escapa a mi entendimiento, tanto eso como el asesinato de las personas que defienden los derechos civiles.

Sin embargo, encuentro en México tantas mujeres que aunque sean/seamos malditas, están luchando. Me he encontrado con mujeres tan fuertes... creo que la esperanza de este país, tan lleno de talento, está en las mujeres, porque las veo con ganas de cambiar las cosas. Veo mucha fuerza, mucha esperanza, señaló Eugenia Rico, autora también de La muerte blanca y Los amantes tristes.

Siempre quise escribir esta novela; se presentó en la pasada Feria Internacional del Libro de Guadalajara, subraya Eugenia. Fueron muchos años de documentación acerca de las brujas en todos sus sentidos: en el de los cultos precristianos, de la Diosa Madre. El sentido que más uso en el libro es el de las mujeres perseguidas por curar, el de las parteras que fueron expulsadas de su oficio por los cirujanos. La anécdota que desata la narración es el del acoso en el trabajo, que siempre me ha atraído.

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Aunque seamos malditas se presentó en la pasada edición de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. En la imagen, la portada del libro, y atrás la autoraFoto Yazmín Ortega Cortés

Sin embargo, no se trata de una novela panfletaria, añade la escritora. No es en su obra donde el escritor tiene qué manifestarse, sino en la vida real, sin miedo, por lo que cree justo, ya que de lo contrario no tendría valor artístico, lo perdería: fueron terribles las obras que dio el socialismo real. Una literatura que quiere moralizar no tiene sentido; a pesar de que intento con este libro que la gente pueda crecer, entender y cambiar, nunca lo puedes hacer de manera dogmática o panfletaria.

Aun cuando el tema de las brujas parece tomar auge, éste –escrito hace cuatro años– es diferente desde la forma en la que está estructurado hasta su desarrollo.

“De Aunque seamos malditas se dijeron barbaridades, como que era la mejor novela escrita en el siglo XXI. Estoy contenta, porque puse en él todo lo que sabía de la novela. Tiene todas las maneras de escribir, el placer inmediato de seguir leyendo la historia, una historia que tiene personajes más grandes que la vida, que tiene misterio, sicología, filosofía, pero que ofrece todavía más: una oportunidad de adentrarte en la parte más oscura de ti, los secretos, en los misterios de ser persona –más allá de ser hombre o mujer–, de las caras del amor, en lo que es el espejo, la historia, el miedo. ¿Qué es el miedo, dónde está?”, y todo con un sutil toque erótico.