Atenas. Diez años después de su adhesión a la zona euro, Grecia está arruinada y sufre la competencia directa de los Balcanes y de Turquía, pero para la mayoría de los griegos el regreso al dracma es sinónimo de apocalipsis. En tanto, el partido conservador griego Nueva Democracia retiró su insistencia en que se celebren elecciones en febrero, lo que da al primer ministro Lucas Papademos unas semanas extra para aprobar reformas y llegar a un acuerdo vital de restructuración de deuda. Los dirigentes políticos avisan, los sondeos lo confirman: los griegos quieren quedarse en la Eurozona. Nuestra posición en Europa no es negociable, afirmó el primer ministro Lucas Papademos. Grecia es y seguirá siendo parte de la Europa unida y del euro, añadió el también ex vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE).