Opinión
Ver día anteriorSábado 31 de diciembre de 2011Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Música a fin de año: una alternativa
E

n mi opinión muy personal, sólo hay una cosa peor que la Navidad: la música navideña. Y sólo hay una cosa peor que la música navideña: un concierto con música navideña. Prueba A: en estas últimas semanas del año, varias de nuestras salas de conciertos (capitalinas y del interior) han sido visitadas por públicos más o menos numerosos para asistir a programas que, en su mayoría, han sido diseñados alrededor de la chabacanería y el lugar común, programas protagonizados principalmente por arreglos de dudoso gusto sobre los mismos repertorios de siempre, basados en una concepción totalmente gringa de la música navideña, habitada principalmente por lo peor de esa música. Dicho de otra manera: la mayoría de los conciertos navideños de este año, y de muchos años recientes, han girado alrededor de la misma música con que se nos acribilla a todo volumen en las tiendas de departamentos y centros comerciales. Prueba B: la mayor parte de la programación de música navideña que se ha podido ver en nuestra televisión (comercial o cultural, no es mucha la diferencia) ha transitado por los mismos cansinos caminos. Nos espera todavía la culminación de este árido páramo musical, con la muy festinada transmisión del tradicional y muy predecible Concierto de Año Nuevo desde Viena. Año tras año, la misma retahíla de las mismas marchas, polkas y valses, dirigidos por algún músico ilustre del momento, con resultados que van desde el tedio hasta la pena ajena. El momento singular de este horror: la imagen, repetida hasta el hartazgo, de lo más decrépito y retrógrado de la alta burguesía vienesa intentando (sin mucho éxito) batir palmas al ritmo de la Marcha Radetzky.

Hay quienes dicen que no hay alternativa; se engañan. Hace unos días, el Canal 22 transmitió un programa festivo ejemplar cuya idea, contenido y presentación demostraron que es perfectamente posible celebrar el fin de año sin caer en el pozo sin fondo de las atroces canciones navideñas de siempre. El generador y protagonista del concierto fue Gordon Sumner, mejor conocido como Sting, quien al paso de los años sigue demostrando que no sólo es un gran músico, sino que es un músico de inteligencia e intuición singulares. De entrada, Sting propuso llamar a su concierto Una noche de invierno; omitir toda referencia navideña fue una saludable muestra de la intención ecuménica de su oferta musical. Instalado en la nave de la espectacular Catedral de Durham, Sting propuso un recital de canciones (y algunas piezas instrumentales) relacionadas directa o indirectamente con la temporada, pero evadiendo cabalmente el lugar común. Sting ofreció una muy atractiva continuidad musical de un perfil plenamente británico, que fue desde canciones medievales inglesas hasta composiciones recientes suyas, desde hermosas canciones de cuna hasta inquietantes poemas marinos, pasando por algunos bellísimos carols. El propio Sting se acompañó con diversos instrumentos de cuerda punteada, y se rodeó de un ensamble compacto pero variado en el que destacó una muy atractiva esencia multicultural, eficazmente fusionada por arreglos de alta calidad. Percusiones de mano, arpa celta, trompeta, guitarra, melodeón, gaita de Northumbria, violín, voces de apoyo, un coro infantil… todo de una excepcional calidad en la concepción y la ejecución.

Aunado a todo ello, acústica catedralicia inmejorable, toma de sonido diáfana y diferenciada, producción audiovisual sólida y atractiva. La suma de todos los elementos musicales y técnicos dio como resultado un auténtico remanso de paz y contemplación, del todo ajeno a las estridencias comunes de la época (evitadas puntualmente por Sting) en las que se convoca al oyente a regocijarse por obligación y costumbre. La música y la poesía de esta Noche de invierno fueron suficientes para convocar a otro tipo de gozo, más auténtico, más profundo y, sobre todo, más duradero. ¿Será posible algún día producir y concebir en nuestro medio una sesión musical de fin de año de este nivel? Quizá podría ser un buen propósito de Año Nuevo.