Opinión
Ver día anteriorMartes 3 de enero de 2012Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
Ciudad Perdida

Semana de definiciones en el gabinete

Los dos que se van

La mano que mece el proceso interno

A

unque aún no sabe si lo suyo será renuncia o simplemente optará por una licencia al cargo, el procurador de Justicia del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera, tiene claro que será al final de esta semana cuando decida su futuro inmediato. Lo mismo hará el secretario de Educación, Mario Delgado.

Y es que al principio de la semana que viene deberán estar definidos los nombres de quienes en verdad buscan la candidatura a la jefatura de Gobierno del DF. Mañana mismo, Martí Batres se registrará como precandidato para enlistarse en la encuesta que definirá al que compita para suceder a Marcelo Ebrard, y para el sábado prepara una reunión con los intelectuales que respaldan su aspiración.

Cabe destacar, en los preparativos de la contienda, que es muy posible que Joel Ortega impugne las formas que adoptó el PRD para hallar a su candidato, e incluso podría ser que se niegue a registrarse, debido a las irregularidades y los favoritismos que, según explica, han marcado el proceso interno en el sol azteca.

Los tiempos se acaban y las negociaciones se cierran. En esta semana deberá definirse quiénes son los que contenderán en la encuesta, y hasta ahora –sólo quedan dos días para iniciar el registro, que concluirá el 8 de enero– ninguno de los mencionados quiere quedarse fuera.

Y mientras abundan los aspirantes y en las diferentes tribus velan armas, lo que no se ve, en serio, es la mano de Marcelo Ebrard, en quien está la decisión para organizar, en todos los sentidos, una de las elecciones más trascendentales, dado que la izquierda podría perder una serie de posiciones que presagiarían su salida del gobierno central.

Pero eso no es lo peor. Lo malo es que, según se cuenta, quien está al mando de las operaciones políticas en el DF es Manuel Camacho, que supuestamente ya desistió de la locura de contender por la jefatura de Gobierno, pero en venganza ha impuesto las formas para la contienda interna en el Partido de la Revolución Democrática local.

De cualquier forma, por lo pronto, seguramente debido a los tiempos, no parece muy claro por qué los que la buscan quieren ir por esa candidatura, es decir, qué es lo que hay que componer en el DF, qué es lo que está mal, cuáles son los renglones torcidos que deberá enderezar el que pudiera llegar. No sabemos, y parece urgente tener un diagnóstico serio y profundo de lo que ellos ven mal en la ciudad.

Hablar de continuidad permite abrir espacios de duda a los electores que no ven con agrado muchas de las obras y de las decisiones por las que optó el gobierno central, pero sobre todo la crítica que desde la izquierda se ha levantado en contra del gobierno de Marcelo Ebrard, que al final de su mandato viró el rumbo e hizo dudar de la filosofía que inspira su gobierno.

Por eso, será muy importante que los aspirantes a la candidatura perfilen la posibilidad de su gobierno con el análisis de lo que se tiene, de lo que hace falta y, principalmente, de lo que hay que componer, porque acciones como la construcción de la supervía o la represión a los trabajadores de Mexicana de Aviación, junto con el actual problema de la basura, son, dirían algunos, puntos negativos que cuentan a la hora de hacer las cuentas del gobierno que concluye.

Ya los veremos, sobre todo a los que aún se manejan con la fidelidad a que obliga ser parte del gabinete, libres de esa atadura y listos a ofrecer a la ciudadanía algo más que una fotografía o un espot, para convencerlos de que el camino de la izquierda en la ciudad aún no se agota.

De pasadita

Más que el problema de la basura, que cada día está más fuera del control del Gobierno del DF y amenaza con romper todos los controles, en los corredores del edificio donde despacha Marcelo Ebrard se empieza a abrir una nueva y peligrosa preocupación: ¿cuál es la deuda, cuánto debe la admnistración actual? Se requieren respuestas inmediatas antes de que la sorpresa contamine la elección. Ojo con eso.