Con la bendición de Dios, cientos de trabajadores de limpia recolectan diariamente 7 mil 500 toneladas de basura en las calles de la ciudad, pues los camiones donde la trasladan representan un riesgo, al fallarles los frenos y las velocidades, circular con llantas lisas o sin faros, porque ya pasaron a mejor vida.

Lo picado de la lámina de las unidades tubulares, incorporadas al servicio en 1975, se observa también en las de carga trasera, volteo y rectangulares que empezaron a operar en la década de los 80, lo cual provoca que los jugos de la basura se salgan por todos lados y seamos un foco de infección.

La falta de empleo o preparación, la edad y la posibilidad de contar con un ingreso hasta de 150 pesos diarios, producto de las propinas y la venta de latas, vidrio, plástico, cartón y papel, han llevado a alrededor de 20 mil trabajadores de base y eventuales, así como voluntarios, a arriesgar el pellejo, porque las autoridades se niegan a comprar más vehículos.

Desde las 6 horas, un total de 2 mil 485 camiones recolectores salen de sus campamentos para atender la demanda de servicio en mil 633 colonias de la capital. Únicamente 299 unidades cuentan con separación para la basura orgánica e inórganica, y fueron entregadas a los amigos del líder sindical o los jefes, por una corta cuota. Ellos son los de primera clase, nosotros los de quinta o décima por andar arriba de este cuchitril, comentan trabajadores.

Sabás Palacio, Antonio Zepeda, Roberto López, David Cosme, José Palacios y Pedro Sandoval señalaron que los retrasos en el servicio para descargar en los centros de transferencia, que nos ha llevado hasta 10 horas, a las cajas de tráileres, que también están bien jodidas, han provocado montañísimas de basura en las calles y, en algunos casos, que nuestra campana no toque, porque no cabe más.

En el Centro de Transferencia de basura de La Viga se pudo observar camiones recolectores en muy mal estadoFoto Jesús Villseca

Dicha saturación provoca que las cajas se recarguen en las cabinas y estén madreadísimas, así como el toldo, en el que con pósters de mujeres de silueta exuberante, María Victoria o carros tratamos de evitar que se caiga por lo picado que está, mientras con figuras de plástico, brujas, esferas y tapetes cubren los agujeros que el paso de los años ha dejado en el estribo.

Todos los camiones tienen una imagen de la Virgen de Guadalupe, San Judas Tadeo o el Sagrado Corazón de Jesús, junto con un rosario. Cuando andas en un camión tan fregado, viejo, sin mantenimiento, no te queda más que encomendarte para que nada te pase o no vayas a matar un cristiano que se atraviese porque te fallaron los frenos, comenta Sabás, con 43 años de servicio.

Roberto López coincide: le hemos metido mano al camioncito para que jale y no estar tan expuestos. Podrán estar jodidones por fuera, pero están regios en comparación con otros, pues al gobierno no le interesa meter dinero a esto y quiere dejarnos en mal con la gente, para taparnos el hocico, pero quien está fallando en lo de la basura es él.