Falla cromosómica que altera el desarrollo
Miércoles 18 de enero de 2012, p. 45
Una de cada 2 mil 500 niñas que nacen en México –alrededor de 400 al año– presentan el síndrome de Turner, enfermedad genética muy poco común, pero de alto costo de atención, que ha empezado a ser motivo de preocupación en la Secretaría de Salud (Ssa).
La dependencia elabora un registro nacional de casos y difunde entre los médicos información sobre las características del padecimiento, según informó en un comunicado.
Indicó que con el registro será posible determinar el número de personas afectadas e incluir los tratamientos médicos en la cobertura del Seguro Popular.
El síndrome de Turner es una alteración cromosómica que provoca talla baja, ausencia o retraso de la pubertad, infertilidad y malformaciones cardiacas y renales, entre otros males. La Ssa destacó que la falta de detección y atención clínica oportunas reduce el promedio de vida de las pacientes.
Indicó que la elaboración del registro nacional de casos está a cargo del Centro Nacional para la Salud de la Infancia y la Adolescencia (Censia), que desde 2009 coordina diferentes acciones mediante el programa denominado Alteraciones Sexuales Congénitas Ligadas a Cromosomas.
Sobre el tema, la endocrinóloga Carolina Domínguez Hernández, asesora en el área de infancia del Censia, comentó que el principal objetivo del programa es realizar detecciones tempranas de dicho síndrome, con el propósito de ofrecer un tratamiento adecuado que permita a las pacientes elevar su calidad de vida, además de evitar riesgos de complicaciones, como diabetes mellitus, hipertensión y obesidad, para lo que se realiza un proceso de capacitación e información a médicos sobre las características de la enfermedad.
Dijo que dicho registro nacional permitirá realizar una adecuada vigilancia epidemiológica e identificar las entidades federativas con mayor número de casos. Con esta información se tendrían los elementos para proponer que la enfermedad se incorpore a la cobertura del Seguro Popular.
Las niñas que nacen con este problema genético manifiestan características físicas como retraso en el crecimiento intrauterino, lo que da como resultado bebés pequeños y de bajo peso, cuello corto e hinchazón de manos y piernas, entre otras. Cuando no se realiza el diagnóstico de forma temprana, las alteraciones más frecuentes durante la infancia y adolescencia son talla baja y falta de desarrollo de glándulas mamarias, entre otras.