Para enfrentar los retos que agobian al país se debe abrir un debate intelectual riguroso, de fondo, en torno a ideas guías, señaló Rafael Barajas, El Fisgón, durante la presentación del libro Goebbels vs Hugo Chávez, del periodista Guillermo Zamora, quien propone en su texto un análisis acerca del embate del pensamiento de derecha contra los gobiernos progresistas de América Latina.

Un intelectual público, explicó Barajas, debe tener coherencia ética y estar alejado del poder, pero hay quienes se han convertido en telectuales, personajes creados por los consorcios.

Esas personas, añadió: cuando dicen hablar por la sociedad, en realidad expresan la opinión de poderes fácticos, son gente brillante y por eso se sienten con autoridad para defender las tesis más insostenibles, pero sin la tele no cultivan ideas.

Crítica a una tendencia en AL

Por su parte, el antropólogo Héctor Díaz-Polanco, consideró que el libro de Zamora (del que habló ampliamente el autor en estás páginas en entrevista publicada el 19 de enero) no es una defensa de Hugo Chávez, sino una crítica a una tendencia política latinoamericana que se viene apoderando de una parte de la intelectualidad del continente: a quienes podríamos llamar una especie de nueva socialdemocracia a la criolla, o socialdemocracia neoliberal, cuyo verdadero dolor de cabeza es la nueva pléyade de dirigentes progresistas en América Latina: Chávez, los Kirchner, Evo Morales, Luiz Inacio Lula Da Silva, Rafael Correa, etcétera.

Una de las características de este grupo, continuó el especialista, es que se declaran de “izquierda liberal, pero su tarea fundamental es atacar precisamente a la izquierda, a todo proyecto progresista, en México esto es muy claro. Sus quejas son que la izquierda en el país no tiene ideas. Esa intelectualidad intenta, simultáneamente, apuntalar los proyectos conservadores e incluso retardatarios que se están presentando en el continente. Tratan de desacreditar los proyectos de transformación social.

“Llamo a este grupo de intelectuales ‘la nueva pequeña internacional liberal’, pues se han convertido en un grupo de acción rápida, listo para desplazarse a diversos países a hacer tareas políticas a favor de los grupos de derecha locales y, en general, de los grupos contrarios a los cambios sociales.

Es un grupo de tarea que intenta desarrollar en México y en América Latina una nueva concepción que termina siendo totalmente liberal. Por eso es muy importante ver el perfil de sus personajes, no por ellos mismos, sino porque nos permite ver el perfil de la nueva modalidad de acción política del liberalismo más conservador, en las condiciones de la situación social que está viviendo el continente en este momento.

Concentración de contradicciones

En un encuentro realizado en la Casa de las Humanidades de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en Coyoacán, John Saxe-Fernández, doctor en Estudios Latinoamericanos por la Facultad de Filosofía y Letras, afirmó que estamos en medio de una concentración de contradicciones políticas, sociales, económicas e ideológicas en la que aparecen esos grupos de tarea, de los que habló Díaz-Polanco, como un reflejo de lo grave que se están poniendo las cosas.

Por ello, continuó, es importante poner en contexto las reflexiones a las que invita el libro de Zamora (editado por Octavio Antonio Colmenares y Vargas), quien incluye en su obra los comentarios tanto de Saxe-Fernández, como de Díaz-Polanco, además del análisis de Octavio Rodríguez Araujo.

Vivimos una crisis hegemónica muy fuerte, detrás de ella están todos esos achichincles ideológicos, y en medio una maquinaria que no hay que desdeñar ni subestimar. Es una concentración de contradicciones, inclusive represivas, que no se detiene. Por ejemplo, hay un país como el nuestro con más 50 mil muertos, donde hay un estallamiento social de todo el proceso de acumulación de esas barbaridades que se vienen haciendo en la economía. En este sentido, los paradigmas, los juicios de valor que tenemos son terriblemente importantes, concluyó Saxe-Fernández.

Guillermo Zamora leyó fragmentos de su libro y agradeció la presencia de los embajadores de Venezuela y Ecuador, Trino Alcides Díaz y Galo Galarza Dávila, respectivamente.