Opinión
Ver día anteriorMiércoles 25 de enero de 2012Ver día siguienteEdiciones anteriores
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México SA

FMI: que siempre no

Recuperación amenazada

Cae, pero no se colapsa

A

penas tres meses atrás, el Fondo Monetario Internacional pronosticaba un futuro venturoso para Latinoamérica y demás zonas emergentes porque, auguraba, no sólo soportarían los rudos embates de la nueva sacudida económica (en realidad, el segundo capítulo de la misma crisis), sino de plano serían los poderosos motores de crecimiento que salvarían al planeta. Pero, ¡oh, sorpresa! Menos que un parpadeo le duró la felicidad al organismo (supuestamente) multilateral, porque ahora advierte que siempre no el panorama es tan grato, pues el crecimiento en las economías emergentes y en desarrollo se desaceleró más de lo pronosticado, y las perspectivas a corto plazo se han deteriorado de manera considerable.

Así es. Un FMI mucho menos entusiasta que un trimestre atrás decidió reconsiderar su análisis optimista de entonces, en su Actualización del informe sobre la estabilidad financiera mundial, divulgado ayer, el panorama que describe es bastante pesimista. Van, pues, algunas de sus nuevas pinceladas: la recuperación mundial está amenazada por una agudización de las tensiones en la zona del euro y fragilidades en otras regiones. Las condiciones financieras se han deteriorado, las perspectivas de crecimiento se han ensombrecido y los riesgos a la baja se han intensificado. Según sus proyecciones, el producto (promedio) mundial se expandirá 3.25 por ciento en 2012, es decir, alrededor de tres cuartos de punto porcentual menos que lo proyectado tres meses atrás. Esto se debe en gran medida a que ahora se prevé que la economía de la zona del euro sufrirá una recesión leve en 2012 como consecuencia del aumento de los rendimientos de los bonos soberanos, los efectos del proceso de desapalancamiento de los bancos en la economía real y el impacto de una consolidación fiscal adicional.

El FMI prevé que el crecimiento de las dependientes economías emergentes y en desarrollo (la mexicana, entre ellas) también se desacelerará debido al deterioro del entorno externo y a un debilitamiento de la demanda interna. El desafío de política económica más inmediato es restablecer la confianza y poner fin a la crisis en la zona del euro, para lo cual las políticas han de apoyar el crecimiento y al mismo tiempo sustentar el ajuste, contener el desapalancamiento y proporcionar más liquidez y holgura monetaria. En otras grandes economías avanzadas, los objetivos básicos de las políticas son corregir los desequilibrios fiscales a mediano plazo y sanear y reformar los sistemas financieros, al tiempo que se mantiene la recuperación (es decir, lo mismo que prometieron en 2008-2009). En las economías emergentes y en desarrollo, las políticas a corto plazo deben centrarse en cómo se ha de responder a la moderación del crecimiento interno y a la desaceleración de la demanda externa proveniente de las economías avanzadas.

Las perspectivas de crecimiento mundial empeoraron y los riesgos se agudizaron marcadamente durante el cuarto trimestre de 2011, al entrar la crisis de la zona del euro en una nueva fase peligrosa. La actividad siguió siendo relativamente vigorosa en el tercer trimestre, durante el cual el PIB mundial creció a una tasa anualizada de 3.5 por ciento, sólo levemente por debajo del pronostico. El crecimiento en las economías avanzadas registró un alza sorpresiva, ya que los consumidores estadunidenses redujeron inesperadamente sus tasas de ahorro y la inversión fija de las empresas siguió siendo sólida. La recuperación tras los trastornos en las cadenas de suministros causados por el terremoto de marzo de 2011 en Japón también fue más fuerte de lo previsto. Además, la estabilización de los precios del petróleo ayudó a estimular el consumo. No obstante, no se espera que estos factores sigan proporcionando un impulso significativo en el futuro.

En cambio, el crecimiento en las economías emergentes y en desarrollo se desaceleró más de lo pronosticado, posiblemente porque las políticas macroeconómicas más restrictivas tuvieron un efecto mayor que el previsto o porque el crecimiento subyacente fue más débil. Últimamente, las perspectivas a corto plazo se han deteriorado de manera considerable, como lo demuestra el empeoramiento de los indicadores de alta frecuencia en el último trimestre de 2011. La causa principal es el agravamiento de la crisis en la zona del euro, que está interactuando con las fragilidades financieras en otras partes del mundo.

El financiamiento bancario prácticamente se paralizó en la zona del euro, lo cual llevó al Banco Central Europeo a ofrecer una operación de refinanciamiento a largo plazo de tres años. Las condiciones crediticias de los bancos se han desplazado lateralmente o se han deteriorado en varias economías avanzadas. Los flujos de capital hacia las economías emergentes disminuyeron drásticamente. En los mercados cambiarios se observó volatilidad, con una apreciación del yen japonés y depreciaciones significativas de las monedas de muchas economías de mercados emergentes.

El FMI ahora estima que la actividad en las economías avanzadas se expandirá 1.5 por ciento en promedio durante 2012-2013. Dada la profundidad de la recesión de 2009, estas tasas de crecimiento son demasiado lentas como para dar lugar a una reducción marcada del desempleo, que es muy alto. Además, la proyección de crecimiento para 2012 representa una revisión a la baja de tres cuartos de punto porcentual con respecto a la proyección presentada en la edición de septiembre de 2011 de Perspectivas de la economía mundial.

Eso sí, el organismo monetario nunca pierde el buen humor, por negro que éste sea: las proyecciones actualizadas apuntan a una desaceleración de la actividad económica mundial, pero no a su colapso.

Las rebanadas del pastel

La OCDE no descubrió el hilo negro, pero su más reciente reporte confirma la seriedad y validez del machacón discurso calderonista sobre la envidiable bonanza que vive este país clasemediero (Cordero dixit) y el creciente poder adquisitivo (Calderón dixit) de sus habitantes: “México fue catalogado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos entre las naciones con mayor desigualdad en salarios y distribución de la riqueza, por lo cual por tercera ocasión el organismo lo clasificó como ‘muy desigual’”, amén de catalogarlo entre las naciones con alta tasa de pobreza y un ingreso disponible por hogar muy por debajo de los otros integrantes de la citada institución (La Jornada).